El argentino Fernández va por su segundo título

Número 4 del mundo y ganador de Roland Garros en 2016, el argentino de 22 años buscará seguir haciendo historia.

El argentino Fernández va por su segundo título

El cordobés Gustavo Fernández se clasificó finalista del certamen de tenis adaptado (sobre silla de ruedas) del Abierto de Australia, que se desarrolla en Melbourne y constituye el primer Grand Slam de la temporada.

El cordobés, de 22 años, superó en una de las semifinales al francés Stephane Houdet (segundo cabeza de serie), con parciales de 6-3 y 7-5 Fernández, campeón de la edición 2016 de Roland Garros, venía de obtener un concluyente éxito sobre el australiano Ben Weekes, por un doble 6-2.

El próximo rival del argentino en la madrugada de hoy será el francés Nicolas Peifer, quien doblegó al belga Joachim Gerard, por 6-3 y 7-6.
Gustavo Fernández era el pequeño que revolucionaba las clases de ajedrez y de computación. Su personalidad, por naturaleza activa, le impedía estar quieto. Su sueño era ser un deportista profesional y ni la silla de ruedas ni los prejuicios de la sociedad lo iban a frenar.

Un infarto medular al año y medio de edad le causó una parálisis de la cintura para abajo y sus padres, en un principio, creyeron que lo mejor era anotarlo en actividades pasivas. Sin embargo, el ser parte de una familia de deportistas (su padre es el ex basquetbolista "Lobito" Fernández y su hermano, Juan Manuel, siguió el mismo camino) era algo que iba a calar hondo en su ser. Aunque primero intentó continuar el legado y practicar básquet, finalmente se decidió a ser tenista profesional.

“Yo era chico y, para mí, es algo innato no preocuparme por las cosas. (el hecho de estar en silla de ruedas) fue una situación nueva con la que mis padres tuvieron que convivir, pero entendieron que no era ni el fin de la vida ni mucho menos. Al contrario, era algo a lo que había que adaptarse y sobrellevar. La gran virtud de ellos fue priorizar mi felicidad por sobre todas las cosas”, reconoció el tenista, y reveló que, a su alrededor, “siempre hubo gente que le decía que no iba a poder” debido al tabú que existe a la hora de asociar discapacidad y deporte.

La carrera de su padre lo obligó a vivir en distintas ciudades del país, pero Fernández siempre se las arregló para hacer deportes. Tras descubrir sus aptitudes con la raqueta, se puso en contacto con la Asociación Argentina de Tenis Adaptado y, en los distintos clubes a los que concurrió, se la pasaba horas con algún compañero eventual o solo en el frontón.

Con Shingo Kunieda, considerado por muchos el mejor tenista en silla de ruedas de la historia, y la Legión Argentina como referentes, el actual número cinco del ranking mundial labró una carrera basada en el esfuerzo y la perseverancia.

Sin considerarse “un lírico”, apostó al trabajo físico y a desarrollar buenos golpes para convertirse en uno de los tenistas más aguerridos del circuito.

La preparación de Fernández no difiere de la de un tenista que está entre los 30 mejores del circuito convencional. Cuando no está en competencia, se mantiene en forma y entrena tres o cuatro turnos por día.

Durante las giras, viaja junto a su entrenador hace ocho años, Fernando San Martín, y a veces lo acompaña el preparador físico Matías Tettamanzi.

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