Los forestales que tenemos a las puertas de nuestras casas reclaman más que nunca urgente atención.
Es una aspiración a que de una vez por todas, los árboles adquieran un protagonismo determinante en nuestra sociedad que en ocasiones no termina de entender que sin ellos no sería posible la vida en Mendoza.
Ése fue el sentido de una reciente jornada sobre el arbolado público que organizó un grupo de ingenieros agrónomos, con la participación de técnicos, investigadores, asociaciones de amigos del árbol y alumnos universitarios de agronomía. Todos coincidieron en que existen leyes para cuidarlos pero que no se aplican o no se administran correctamente.
El plátano es el árbol que más se destaca en nuestros pueblos y ciudades, y muchos de ellos ya tienen más de 120 años. Esto presupone que una buena labor de cuidado y mantenimiento aseguraría el bienestar y calidad de vida de los ejemplares. Lamentablemente nuestros árboles sufren maltrato tanto por parte de vecinos indiferentes y de los que son responsables directos de su atención.
Parte de la reunión del Centro de Ingenieros Agrónomos (Ciam) se desarrolló bajo la forma de talleres, debatiéndose sobre riego, poda, especies y plagas. Entre las recomendaciones formuladas se destacó la necesidad de trabajar en la capacitación del personal responsable de poda y desalentar la actividad clandestina de esa práctica; la formación de inspectores capacitados y un programa de educación sobre los beneficios de los forestales y la responsabilidad de los frentistas. También se pidió la realización de investigaciones para la selección de nuevas especies, en el mejor conocimiento de plagas que diezman tantos ejemplares en la provincia y ponen en peligro de la vida de los ciudadanos.
Asimismo se propuso la necesidad de disponer de más viveros especializados, en la producción de las especies de mejor perfil como “árbol de calle” para las condiciones ambientales de Mendoza.
Un punto imprescindible para mejorar el patrimonio forestal es que el riego llegue por las acequias, lo que no se consigue en todos los departamentos. Y asegurar que cada municipio cuente con una sección o área de arbolado y forestación urbana, con la presencia de un ingeniero agrónomo o un especialista en recursos naturales renovables que vincule su labor con la experiencia de capataces y operarios.
Se habló de establecer un ordenamiento territorial de barrios privados/cerrados para asegurar que haya una regulación clara en la distribución adecuada del agua de riego, lo que está ausente en no pocas urbanizaciones nuevas.
Estas propuestas serán presentadas a la nueva administración, con la esperanza de dar pasos rápidos e impedir que la “cultura del árbol” de Mendoza siga cayendo en desgracia y comience a revertirse. O, lo que es igual, que los árboles no terminen dejando espacios vacíos a los costados de caminos y arterias.