Nadie se quiere perder estos partidos. Son especiales. Está en juego el honor. La plaza. La esquina. En la actualidad el San José-Atenas o Atenas-San José, se vive de manera diferente. Un típico duelo de barrio que se recuperó tras largos años.
Hasta en las formativas se juega de otra forma. Objetivo: no se permite perder con el vecino. Imposible soportar las gastadas en la escuela, en el almacén, en la parada del colectivo, en cada rincón de la interminable barriada del distrito. Y como es costumbre, se jugó a sala llena.
El Santo copó la tribuna con banderas, cánticos y papelitos. El Apache tuvo el apoyo incondicional de su familia numerosa. Así arrancó el derby. Palo a palo, con un Cangelosi intratable en cada acción individual. Por eso, el local se fue arriba en el primer cuarto: 24-22.
Sin embargo, reaccionó Atenas. Noria comenzó a mover el banco de suplentes y la rotación hizo estragos en una defensa mixta de San José que no pudo detener una pasaje a favor del Apache de 17-1. Si, leyó bien. Parcial de 17-1 en 3’ de juego y la visita se fue al descanso largo en ganador: 33-45.
En el tercer cuarto, Atenas jugó con la diferencia. Ofensivas con paciencia buscando un lanzamiento cómodo. Por momentos abusó del pick and roll con Estalles y Mendik, y el Santo robó tres pelotas que terminaron con efectivas salidas en transición. Parcial de 6-0 para el campeón y clásico otra vez al rojo vivo (60-66). En el último parcial se vivió lo mejor.
San José con más actitud que juego y con un Lincheta efectivo desde los 6.75 (30 puntos con 5 triples), igualó el juego en 78. Restaban 3’. Minuto de Noria y a empezar de nuevo.
Apareció en el trapecio Estalles, falta y adentro los libres. Fiel a su estilo, defensa fuerte del Apache, con cambios constantes y recuperación de balón. Ataque estacionado y sobre la chicharra de los 24’’, triplazo del refuerzo Conti (figura del encuentro). Historia liquidada y clásico de barrio, en esta oportunidad, para Atenas Sport Club.
Duro cruce. Cuando ambos equipos se marchaban a los vestuarios en el entretiempo, se produjo un encontronazo entre Galarza y Estalles. Según la versión de los jugadores de Atenas, el pivot local le pegó una piña en la boca del estómago a Caniche. Fueron momentos de confusión y nerviosismo. Luego, no pasó a mayores. ¡Basta de violencia por favor!