Hace un poco más de un mes, un choque fatal en la ruta 308 llevó a una familia a cuestionar si en verdad se había tratado de un accidente. El mal estado de la ruta 308, donde ahora volcó la unidad de transporte de Mendoza, y la falta de señalización habían sido apuntados como los responsables de la muerte de Carlos Pujol (50), quien viajaba como acompañante en un auto que impactó contra una camioneta. El hecho ocurrió el pasado 20 de mayo. Aquella noche, el vehículo en el que se desplazaba Puyol chocó con una camioneta Ford, con Martín Costa al volante. Los vehículos se toparon de frente.
Los familiares de Pujol señalaron, en una carta de lectores publicada por La Gaceta, que “el lugar no tiene ninguna medida de seguridad: no hay iluminación y mucho menos señalización”.
Por otra parte, la magnitud de la tragedia vial registrada ahora en el empalme de las rutas 308 y 157, remite a otro gravísimo episodio producido hace 17 años. El 16 de octubre de 2002, un colectivo que no tenía autorización tuvo un percance en la cuesta El Totoral, cuando los viajeros regresaban de una peregrinación a Catamarca. Fallaron los frenos del transporte en el que se desplazaban los promesantes y el vehículo cayó a un profundo barranco. En el siniestro fallecieron 47 pasadores, oriundos de las localidades tucumanas de Concepción y Alberdi. Se la consideró una de las peores tragedias de ómnibus del país. En ese momento hubo un gran debate porque la unidad accidentada no tenía seguro ni estaba autorizado por por la Comisión Nacional de Regulación de Transporte. / MT