El amor no tiene edad. Enamorarse, establecer un nuevo vínculo sentimental y comenzar una relación puede suceder en cualquier momento. "La necesidad de amor, de cariño y de sexualidad no tiene una fecha de caducidad en el reloj biológico", asegura Axel Kreutzmann, de la Asociación Alemana de Psicólogos. "Tener más arrugas no implica que el deseo de cariño decrezca. La necesidad de compartir con otra persona persiste hasta bien entrados los años", comenta.
Los especialistas consultados observan que el modo en que las personas mayores se permiten establecer nuevos vínculos sentimentales depende en gran grado de sus biografías personales.
Las experiencias reunidas a lo largo de la vida a nivel emocional suelen ser determinantes a la hora de encarar una nueva relación. Hay personas que tuvieron numerosas parejas a lo largo de los años, otras que estuvieron la mayor parte del tiempo solas y otras que vivieron toda su vida en pareja y de pronto enviudaron.
En este sentido, no existen reglas y todo es respetable. La viudez es un caso muy particular. Algunas personas que han perdido a su pareja de toda la vida sienten que siguen siendo parte de ese vínculo y no desean establecer nuevas relaciones amorosas.
Otras, en cambio, han pasado largos años cuidando a una pareja enferma y de pronto sienten la necesidad de entablar una nueva relación que no esté marcada por la convivencia con los cuidados.
La componente social siempre es un factor de peso. Hay quienes sienten que violan normas establecidas al querer compartir sus días con una persona nueva. Pero es importante escucharse, ya que puede resultar sumamente positivo, incluso en una etapa muy adulta, darle una nueva orientación a la vida y probar una nueva forma de cariño.
Las personas mayores pueden recurrir a sus experiencias como fuente de sabiduría. Pasados los años, la gente sabe reconocer con mayor facilidad qué espera de una pareja, qué errores no quiere repetir y qué tipo de relación desea tener. Ser mayor puede ser muy provechoso. Todo depende de la actitud.
Es cierto que las altas expectativas pueden llegar a ser un obstáculo. Y también puede ser un inconveniente no tener muchos sitios donde conocer a gente nueva. Esto sucede en particular cuando "los solos" no se atreven a emprender actividades por su cuenta.
Allí es fundamental tener una vida activa, practicar hobbys, hacer cursos o ser parte de un grupo que haga actividades al aire libre. Otra buena idea es formar parte de un coro, que de por sí lo llevará a disfrutar de múltiples actividades semanales.
De todos modos, no todo sucede por mera casualidad, sobre todo si las personas mayores se ven dificultadas de hacer actividades fuera de casa. En esos casos, los anuncios pueden ser una opción. Pero sea por una vía o por otra, quien conozca de pronto a una persona nueva debe estar dispuesto a ceder ciertas libertades, una regla vigente para toda edad.
Para la familia también puede significar un gran cambio que sus padres o abuelos de pronto presenten a un desconocido. Los menores reaccionan muchas veces con escepticismo y se muestran reacios a integrar al seno familiar a alguien que no estuvo nunca allí. A veces estas reacciones se deben al temor de que la constelación familiar cambie y el otro ya no tenga tanto tiempo para ellos.
Ante estas dudas, se recomienda tener una actitud decidida, ya que es importante tener en cuenta que los hijos y los nietos seguirán sus propios caminos - y que los mayores también tienen derecho a emprenderlos. Lo mejor es explicarle abiertamente a la familia que uno se siente mucho más feliz con esa nueva persona y que desearía que se la respetara e integrara.
Si bien es todo un desafío, el cambio a menudo vale la pena. Entablar una nueva relación sentimental puede significar un vuelco muy positivo a nivel vital, más allá de los círculos de amigos y familiares que uno tenga. Establecer nuevos contactos, ser abierto e intercambiar con otra gente es un elixir, necesario a cualquier edad.
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