El aluvión de las locomotoras

Durante el verano de 1895, los mendocinos lidiaron con una tempestad. Árboles, muebles y vagones de trenes fueron arrastrados ciudad abajo.

El aluvión de las locomotoras

Hace 120 años, el 8 de enero de 1895, los mendocinos vivieron dramáticos momentos cuando se desató un gran aluvión que dejó como saldo más de veinte muertos, un centenar de heridos y miles de damnificados.

Preludio de una catástrofe

A principios de enero de 1895 se desató en toda la provincia una ola de calor; fue un verano bastante atípico para la estación.
Las elevadas temperaturas reinantes se hacían sentir con máximas de 42°, además de una gran humedad, lo que originaba por las tardes fuertes lluvias que duraban algunas horas. Después, como suele ocurrir, el cielo se despejaba y el calor volvía con toda su fuerza.

El 7 de enero, una tormenta se precipitó en la zona de la cordillera, lo que produjo una gran creciente en el río Mendoza. Las caudalosas aguas destruyeron un puente del ferrocarril, pero nadie informó o tomó medidas ante el inminente aluvión.

Una tormenta más

En la mañana del día 8, el calor volvió a pleno. Como era costumbre, gran parte de la población marchó  a trabajar. Los locales comerciales, los bancos y demás edificios administrativos abrieron sus puertas con total normalidad. Solamente los adinerados podían tomarse vacaciones en sus residencias veraniegas.

En el cielo, aparecieron grandes nubarrones de color plomo que avanzaron hacia la ciudad y zonas aledañas: se venía una gran tormenta.

Al mediodía se descargó un fuerte aguacero, lo que provocó que algunos transeúntes que se encontraban por las calles principales de la ciudad, se refugiaron en las casas de comercios.

El agua de las acequias inundó algunas veredas. Minutos después dejó de llover y, cuando el cielo empezaba a despejarse, una fuerte corriente de agua se desplazó rápidamente sobre la parte oeste de la capital mendocina arrastrando todo lo que estaba a su paso.

Arrasada por el agua

El torrente de agua bajó desde varios sectores inundando calles y edificios y arrastrando  árboles, animales, carros y personas.
Por la calle Belgrano hacia el norte las aguas penetraron con tal fuerza que los árboles y postes telefónicos y de electricidad fueron arrancados y llevados por la corriente.

Escenas de pánico se dieron cuando las casas aledañas al ferrocarril, por calle Belgrano, comenzaron a inundarse. Las aguas bajaban con una fuerza descomunal y al llegar a la estación de trenes, arrastraban varias locomotoras y vagones destruidos.

En plena ciudad,  las aguas bajaron por calle Las Heras e inundaron varios negocios que estaban por calle Perú, uno de los más perjudicados fue la relojería “La Ginebrina” en donde un escaparate de relojes fueron llevados por el agua. También por aquella avenida se vio perjudicado el restaurante del señor Galletti, el cual quedó muy deteriorado, como así el Hotel que era del señor Firpo.

El torrente prosiguió al centro de la Capital, donde fueron alcanzadas tiendas, cafés, restaurantes y almacenes. Algunos transeúntes quedaron atrapados por el agua y se vivieron escenas de mucho dramatismo. Allí aparecieron héroes anónimos que se lanzaron al agua para salvar a muchas personas que estaban a punto de ahogarse. Otros no tuvieron la misma suerte y perecieron.

En la cuarta sección, hasta el hospital provincial sufrió el impacto de las aguas, como también toda la zona aledaña a este nosocomio.

El día después

Por la tarde, el gobierno provincial y el municipio de Capital se declaró “zona de desastre”.

Inmediatamente actuó la Cruz Roja de Mendoza; de manera eficiente, sus miembros socorrieron a las víctimas por la inundación con ropa y alimentos.

Recién el día 12 de enero las autoridades pudieron hacer un balance y un análisis de la situación. Inmediatamente el malestar comenzó a sentirse en una parte de la población que se encontraba sin asistencia por parte del estado provincial. Esta falta de acción por parte del gobierno se hizo sentir en los medios y criticaron al gobernador por su inactividad. Inclusive parte de la policía se sublevó.

Cientos de personas quedaron sin hogar y por varios meses los comercios tuvieron que cerrar sus puertas para reparar locales y mercaderías. Los daños por la inundación fueron millonarios.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA