Ahora que estamos celebrando las Fiestas hay que recordar que ésta es una de esas épocas salvajes en las que algunas familias tienen que escoger entre su fe y su vida. Un eco de los tiempos en que Nerón quemaba vivos a los cristianos.
En parte debido a la alergia a la religión, la respuesta internacional ha sido profundamente ineficaz. Los liberales suelen tener reticencias para defender a los cristianos que son perseguidos por su fe. Y los conservadores se apresuran demasiado a defender únicamente a los cristianos, descuidando a otras minorías religiosas como es el caso de los yazidíes.
La respuesta occidental ante las atrocidades cometidas por la opresión religiosa es patéticamente inadecuada. Por ejemplo, en octubre pasado, el Estado Islámico dio a conocer un video que revuelve el estómago con su atisbo al peor tipo de opresión religiosa. Tres cristianos sirios, uno de ellos médico, son obligados a arrodillarse en el desierto, vestidos con overoles anaranjados, y se les pide que profesen su fe, luego de lo cual reciben un disparo en la cabeza.
En Estados Unidos se alzaron voces de dirigentes cristianos para pedir al presidente Barack Obama que declare que en Oriente Medio se está llevando a cabo un genocidio en contra de los cristianos. En lo personal, no creo que pueda llamarse genocidio pero definitivamente sí es la versión religiosa de depuración étnica llevada a cabo en otras regiones del planeta.
El número de cristianos en Irak se ha reducido a la mitad desde 2003 y Estados Unidos tiene cierta responsabilidad en esto: la invasión a Irak en ese año provocó un dramático agravamiento de esta depuración étnica. Una minoría religiosa practicante del mandeísmo también afirma que casi 90% de sus miembros han sido asesinados o han tenido que huir de Irak, según un valioso reporte de la Comisión Internacional de Naciones Unidas para la Libertad Religiosa.
El grupo más reprimido en Oriente Medio quizá sean los yazidíes, comunidad que data de dos mil años antes de nuestra era y que practica una religión monoteísta. En agosto de 2014, combatientes del EI invadieron zonas yazidíes asesinando a unos cinco mil, en su gran mayoría hombres.
Unas tres mil mujeres y muchachas fueron secuestradas y muchas de ellas fueron sometidas a sujeción sexual. Una de ellas tenía solo nueve años de edad y fue entregada a un combatiente de EI para que la violara. Nadie sabe qué fue de ella.
Laila Khoudeida, mujer yazidí que llegó a Estados Unidos en 1999 y actualmente es trabajadora social en Nebraska, pasa las tardes ofreciendo consejos por larga distancia a mujeres y niñas yazidíes que han escapado a sus captores. Ella me habló de Hedya, que tenía 16 años cuando combatientes de EI capturaron a su familia; primero mataron al padre, frente a ella, de un tiro en la cabeza y después sometieron sexualmente a la madre y a la muchacha.
La madre logró escapar, pero Hedya fue capturada y golpeada salvajemente. Luego de más de un año como esclava sexual, escapó hace algunas semanas. Sin embargo, debido a las golpizas y las violaciones, sufre de lesiones en la cabeza y de dolor interno en la pelvis. Y el trauma psicológico es igualmente devastador.
Pero el problema no es solo EI. Irán hace todo lo posible por perseguir a su minoría bahai, fe pacifista surgida precisamente en Irán en el siglo XIX. En muchos países musulmanes se persigue a esta comunidad, pese a ser de corriente musulmana, por considerarla herética. Y en muchos otros países, en especial Egipto, que alberga a una gran población cristiana copta, los cristianos y otras minorías se sienten de nuevo inseguros.
Pero el blanco más común de persecuciones en los países musulmanes son los musulmanes mismos, debido en parte a la guerra civil de facto que divide a las dos corrientes principales del Islam, el chiismo y el sunnismo. La mayor parte del veneno que se destila en Oriente Medio proviene de los sunnitas que desprecian a los chiitas.
Pero aunque los musulmanes suelen ser los villanos en la mayoría de los casos, también son los héroes en otros. Cuando la justicia de Irán acusó de apostasía a un pastor cristiano, fue un valiente abogado musulmán, Mohammad Ali Dadkhah, el que lo defendió y el que, a fin de cuentas, logró que lo absolvieran. Sin embargo, posteriormente Dadkhah fue sentenciado a nueve años de prisión, acusado por Irán de vagos cargos políticos. Pero él es un modelo de quienes se pronuncian en contra de la persecución religiosa.
Los republicanos tienen razón en exigir al presidente Obama que hable con más vigor en contra de la persecución religiosa y es triste que EEUU guarde silencio cuando sus aliados exhiben conductas de intolerancia religiosa, como es el caso muy destacado de Arabia Saudita. Pero los republicanos se desencaminan cuando insisten en que los cristianos deben ser favorecidos en el proceso de recepción de refugiados, como han propuesto Red Cruz y Jeb Bush.
La condición de refugiados debe otorgarse a los más vulnerables, sin hacer distingos en materia de religión. Y en el caso de Siria, los más vulnerables no son los cristianos, que por lo general cuentan con la protección del régimen del presidente Bashar al Assad o que se han ido a vivir a enclaves cristianos en el Líbano. Sí, Estado Islámico es brutal contra los cristianos pero, afortunadamente, son relativamente pocos los cristianos sirios que viven en áreas controladas por ellos.
Alivio Mundial y otros grupos asistenciales cristianos no han hecho caso de las acusaciones de los republicanos, en el sentido de que el gobierno de Obama discrimina a los cristianos en el proceso de recibir refugiados. En general, 44% de los refugiados que se han reubicado en EEUU desde 2003 han sido cristianos; 30% de los iraquíes admitidos han sido cristianos, como señala la publicación Christianity Today. Y la campaña de los republicanos por impedir la entrada de refugiados sirios significa que EEUU también les negaría la entrada a los desesperados cristianos sirios.
“La mayoría de los dirigentes eclesiásticos sirios aseguran que los cristianos no deben recibir tratamiento especial”, observa Miles Windsor de Interés por el Oriente Medio, una organización que apoya a los cristianos perseguidos. “La asignación de la condición de refugiados y el ofrecimiento de asilo deben hacerse con base en la vulnerabilidad y la necesidad. Actuar de otra manera no solo viola la ley internacional sobre refugiados sino también la doctrina de Cristo”.
No necesitamos dar preferencia a los cristianos pero debemos de reconocer que en Oriente Medio, cristianos yazidíes, mandeístas y otras minorías religiosas están viviendo una auténtica depuración étnica, y hacer frente a esa situación debe ser una prioridad global en materia de derechos humanos. Ahora que estamos celebrando las Fiestas, debemos hablar por aquellos cuya fe los expone a la violación y el asesinato.
Si necesitamos inspiración, podemos encontrarla entre los yazidíes, que tienen una cultura tradicional que hace énfasis en la castidad antes del matrimonio. Y desgraciadamente, algunas mujeres rescatadas de la esclavitud sexual temen el estigma imborrable que les hará imposible llegar a tener una familia.
Pero docenas de hombres yazidíes recientemente han dado un paso adelante para anunciar que honrarían a esas mujeres mancilladas y que están dispuestos a desposarlas. ¡Bravo! Esto nos recuerda que junto con lo peor de la humanidad también podemos encontrar lo mejor.