Combate la rosácea. Es excelente para combatirla porque hidrata la piel, la suaviza, la limpia y la regenera. Elimina las bacterias y los depósitos de grasa que obstruyen los poros, descongestionando la zona afectada. Calma la picazón y el ardor y tiene una capacidad hidratante y penetrante muy superior a la del agua. Además, la acción de sus nutrientes naturales estimula la reproducción de células nuevas, cicatrizando y tonificando la piel.
Combate el acné. Ayuda a mantener la piel sana y libre de agentes infecciosos, ya que ayuda a que las glándulas sebáceas irriguen normalmente, es astringente (regula la cantidad de grasa que se secreta), regula el pH por su contenido de aminoácidos y otros elementos, estimula la reproducción de células epiteliales, regenerando y renovando la piel, limpia los poros y tiene acción bactericida.
Antiage. Tiene propiedades regenerativas, por lo que es ideal para tratar el envejecimiento prematuro de la piel. Se compone de ingredientes humectantes, reafirma los tejidos de la piel y le devuelve su elasticidad, previniendo que aparezcan arrugas. Con el paso de los años, la piel se arruga, se vuelve cada vez más fina, aparecen, manchas y surcos. El Aloe Vera estimula la producción de colágeno y elastina, exfolia la piel, la penetra y transporta sustancias saludables. Además, la provee con oxígeno, le da fuerza y borra sus manchas.