Hace 75 años los festejos de mayo en Mendoza incluyeron la inauguración del Acuario Municipal el día 24.
El acto tuvo lugar a las 19hs y contó con la participación de numerosos vecinos además de autoridades provinciales.
“Cada vez que se ha celebrado el aniversario de la Revolución de Mayo, la comuna ha solido asociarse a él con actos suntuosos o de espectáculos pirotécnicos, pero esta vez lo hace con la inauguración de un Acuario”, señaló el funcionario Jorge Segura.
La idea de construir este espacio fue del Intendente José B. de San Martín, bajo cuya administración se edificó casi en su totalidad.
El de Mendoza fue el primer Acuario del país y su vigencia lo corona hoy como el más antiguo.
Como todo aquello que perdura este proyecto no fue fruto de la improvisación. Su estructura y ambiente, así como la selección de especies fueron el resultado de un exhaustivo estudio técnico que incluyó prever el modo en que serían trasladados los animales.
“El primer acuario de grandes dimensiones fue construido cerca de Londres en 1828. Desde entonces –señaló Los Andes, citando el discurso de Segura- las ciudades más importantes de Europa construyeron los suyos (… ) Los habitantes de Mendoza y los turistas vendrán aquí para llenar sus retinas con las bellas imágenes de los huéspedes de este lugar, y los profesores desfilaran con sus alumnos ante el acuario para concluir sus clases teóricas con un poco de realidad viva”.
A partir de entonces distintas generaciones de mendocinos visitaron el Acuario para saciar su curiosidad o en plan de estudios, dentro del marco de salidas escolares que generalmente incluyen alguna merienda en las inmediaciones.
Con el tiempo, algunos de sus habitantes se volvieron reconocidos personajes destacando especialmente el querido Tortugo Jorge.
Este reptil ya es toda una institución y si bien llegó en 1984, estiman que tiene entre 80 y 100 años.
Los mismos directivos del lugar han especificado en reiteradas oportunidades que el animal nunca debería haber sido trasladado allí dada la naturaleza de sus necesidades.
Cabe destacar que fuera de cautiverio los individuos de su especie viven en promedio entre 47 y 50 años, ya que suelen ser víctimas de la pesca.
Jorge superó con creces ese promedio gracias a los cuidados y el esmero de quienes son responsables de su bienestar.
Hoy, en medio de una ruidosa cuarentena, los 75 años del acuario pasaron desapercibidos.
Pero no está de más dejar de lado la pandemia por algunos minutos, para recordar aquello que en su mayoría vimos con ojos de niño, en épocas más felices y normales.
Épocas que volverán, sin duda alguna.