Por sus pasillos caminaron el año pasado 50 mil estudiantes mendocinos y de otras provincias. Se trata del Acuario Municipal de Mendoza, el más antiguo del país y el único de la zona cordillerana, que el lunes cumplirá 70 años de existencia en la intersección de calles Ituzaingó, Buenos Aires y Costanera.
Gracias a los aportes de la jefa del Acuario, Lourdes Romera y su equipo, se rescató parte de la historia que intentará verse reflejada en Los Andes para el festejo del aniversario del lugar.
Para empezar, vale destacar que la iniciativa de dotar a Mendoza de un acuario se debió al intendente José Benito de San Martín, en cuya administración se inició la construcción del edificio, en 1943. Los planos fueron confeccionados en base a los del acuario de Hamburgo.
El equipo que participó de la edificación estuvo integrado por los arquitectos Fermín H. Bereterbide, Alberto Belgrano Blanco, Mauricio Cravotto y Juan Antonio Scasso, que finalizaron los trabajos en 1944.
Actualmente circulan 7 mil personas cada domingo y es la casa del célebre Tortugo Jorge, de 100 años de edad, pero también de especies locales y exóticas provenientes de diferentes zonas acuáticas tanto de agua dulce como salada.
Los comienzos
Inicialmente fue levantado sobre una superficie de 331,23 metros cuadrados entre amplios espacios verdes. La sala de exposición tiene forma oval, aire regulado mediante amplios ventanales y una gran claraboya. Ésta contaba originariamente con veinticinco peceras. Además, se la dotó con todos los servicios adecuados.
La finalización de la construcción del Acuario Municipal fue concretada por las nuevas autoridades y correspondió a la administración de Faustino Picallo inaugurarlo en un plazo breve. Debía construir las complejas instalaciones internas, contratar personal técnico necesario y fauna acuática nacional y extranjera que ocuparían sus numerosos estanques.
En aquella oportunidad se designó como primera directora de la dependencia municipal a María Simonov de Nacevich, propietaria de un establecimiento granjero denominado “El Pial”, en Guaymallén, quien conocía la especialidad. Fue inaugurado el 25 de mayo de 1945.
Las modificaciones
En diversas oportunidades el Acuario ha sido objeto de modificaciones y ampliaciones. En 1963, tras la jubilación de su madre, su hijo Alejandro Nacevich tomó las riendas del acuario. Él fue quien, entre otras acciones, trajo un pingüino que no llegó a adaptarse al clima de Mendoza.
“Dicen que Nacevich se metía a la jaula de los yacarés y les abría la boca. Claro que se llevó varias mordidas”, dijeron desde el acuario, y agregaron que este hombre, que estuvo al frente del lugar por más de 30 años, también supo traer mantarrayas que él mismo pescaba en el océano Pacífico, en Chile.
Ya en 1971 se construyó el acuaterráneo para la muestra de los yacarés y en 1978, las peceras marinas de agua fría. Para esto último, se trajo en un camión cisterna poco más de siete metros cúbicos de agua del Océano Pacífico.
Además se amplió el acuario en 200 metros cuadrados, se marcaron senderos en el Parque O' Higgins, se colocaron juegos infantiles y se habilitó también playa de estacionamiento sobre calle Entre Ríos.
En 1984, llegó al acuario el tortugo Jorge, quien es el más buscado por los chicos (ver aparte). Esto produjo que la cantidad de visitantes creciera considerablemente, y es por eso que en 2011 se remodelaron nuevamente las instalaciones por iniciativa del intendente Víctor Fayad.
Las modificaciones consistieron en el revestimiento de paredes, cambio de pisos, instalación de ascensor y construcción de sanitarios para personas con discapacidad.
También se llevó adelante la construcción de un terrario más amplio en la terraza del acuario. Se modernizaron los techos de los pasillos, señalética y se incorporaron pantallas para cada pecera, las cuales ascendieron a 40. Además, fue reorganizado el salón de exposición de fósiles, especies primitivas y taxidermia, entre otras.
En la parte exterior del edificio se remodeló la fachada, se hizo el cierre perimetral, la colocación de juegos para niños y la construcción de pista de educación vial. Este paseo tiene nuevas atracciones, entre ellas el Parque Integrador que posee una pista de educación vial de 70 metros cuadrados destinada a bicicletas. La misma cuenta con cruces demarcados, semáforos, discos pare y avance, curvas y rotondas.
Este espacio cuenta con un mini anfiteatro donde se pueden realizar obras de teatro, títeres y conferencias temáticas.
Resta destacar que a partir de julio de 2012 se incorporó personal para cumplir con la función de guías, enriqueciendo así las actividades pedagógicas y recreativas tanto de grupos como particulares
“Lo que más llama la atención a los visitantes es el tortugo; los peces que se parecen a los de la película Buscando a Nemo; las pirañas, el pacú y los yacarés”, aseguró Romera y añadió que esperan que el lunes la concurrencia sea masiva.
El centro del recorrido
A principios de 1984, en una playa cercana a la ciudad de Bahía Blanca, en Buenos Aires, un enorme tortugo entumido por el frío y herido, fue rescatado por pescadores. El Instituto Oceanográfico Argentino con sede en esa ciudad lo identificó como de la especie Caretta- caretta, una tortuga tropical común de mares cálidos, pero totalmente inusual en el mar Argentino.
Se consideró en ese momento devolver el animal al mar, dado que la baja temperatura lo debilitaría y encontraría una muerte segura. Sin embargo, el Acuario Municipal era el único capaz de recibirlo y fue despachado vía aérea a la ciudad de Mendoza sin agua, en una caja de madera construida especialmente para el animal.
El tortugo fue recibido el 4 de marzo de 1984, pesaba en ese momento 40 kilos aunque con el paso del tiempo mejoró su estado de salud -hoy pesa entre 80 y 90 kilos- y creció en un recinto de 10 mil litros de agua marina.
Desde la llegada del tortugo, todos los días lo visitaba un niño, de nombre Jorge, vecino del lugar. Por esta razón, el personal de mantenimiento comenzó a llamarlo de esta manera: “Jorge”.
Este recinto no tiene adornos para que pueda nadar en círculos y así ejercitarse. Es que los machos de su especie nunca en su vida salen a la playa, permaneciendo siempre en el mar.
“En la actualidad, el longevo animal mide 82 centímetros de largo, tiene una altura de 73 centímetros hasta el punto más alto de la caparazón, pesa 90 kg aproximadamente y goza de buena salud”, dijeron desde el Acuario.
Ambientalistas preparan denuncias
Consultados al respecto de la convocatoria que cada día tiene el Acuario, que además es ofrecido como una de las posibilidades turísticas en el Gran Mendoza, Gabriel Flores, representante de Ecológicos Unidos, explicó que están totalmente en contra de que siga abierto.
“Lo que le hacen al tortugo es una locura. Nada en agua que no es de mar, sino que es creada con agregados especiales. Sin plantas, en un recinto que es una caja de cemento y agua, muy pequeño para su tamaño”, aseguró y agregó que están preparando denuncias legales para que se haga algo al respecto.
“Tenemos apoyo de las personas, aunque nos causa mucha lástima que la gente siga yendo a lugares como éste, como el zoológico o el serpentario. Para nosotros estos son la trilogía de la muerte”, dijo Flores. Continuando, también se lamentó por el lugar en el que viven el resto de los animales. “Los yacarés tienen estufas, en vez de recibir el calor del sol”, agregó.
Recordemos que Ecológicos Unidos tuvo un lugar protagónico, junto a otras entidades ambientalistas, en la lucha por el traslado del Oso polar Arturo a Canadá. Desde hace años, también pelea por la creación de un Ecoparque.
Para tener en cuenta
Día de los Museos: Hoy, entrada gratuita para todo público. Horarios: de 10 hasta la medianoche.
Cumpleaños del acuario (25 de mayo): Abrirá de 9 a 19.30. Entrada gratuita.
El resto de los días: De 9 a 19.30. Valor de las entradas: mayores (a partir de los 12 años), $ 20; menores (4 y 12 años), $ 9; estudiantes con carnet de identificación, $ 8; delegaciones escolares (alumnos y docentes acompañantes), gratis.