Desde épocas inmemoriales el aceite de oliva ha sido utilizado por el hombre con fines saludables. En algunos tratados de época se lo cita como un fármaco -en su concepto moderno- aplicado a curaciones empíricas. Aunque también ha sido utilizado con fines de belleza o vehículo de otras sustancias para aplicaciones dermatológicas.
Pero no es hasta épocas recientes en que se enfocan científicamente los beneficios de este producto natural. Así los trabajos pioneros de Key y sus colaboradores (Ancel Keys, 1904-2004) en que toma forma su uso junto a la denominada dieta Mediterránea.
Este investigador analiza datos epidemiológicos. Unos de tipo clínico, referido a presión arterial, colesterol en sangre, el hábito de fumar (marcadores de riesgo para patologías cardíacas) y otros de tipo general como trabajo, lugar de residencia, alimentación, entre otros.
Allí descubre que a igual tipo de actividad pero con una alimentación tipo mediterránea, había un impacto menor en cuanto al riesgo de cardiopatías.
En síntesis, en el Norte de Europa, con dietas típicas de sus lugares de origen, tenían más posibilidades de desarrollar enfermedades como cardiopatías, que aquellas que vivían en la zona del mediterráneo con una dieta típica de la zona. Esta dieta pasó a ser reconocida como dieta Mediterránea.
Es bueno traer a este punto que la dieta es un régimen de vida, no sólo un tipo de comida. En este régimen debe incluirse el ejercicio o tipo de trabajo que la persona realiza habitualmente.
No será igual el gasto de calorías de un oficinista al de un trabajador de la construcción. Pero el balance total es el adecuado de considerar. Si el trabajo de escritorio se asocia a bajo consumo de calorías podría estar mejor que el trabajador de pico y pala con sólo la dieta del asado diario.
La dieta mediterránea consiste en una alimentación en base a verduras, frutas, pescados, mariscos y el aporte de grasas (Lípidos) en forma de aceite de oliva. Téngase en cuenta que el aceite es una grasa de origen vegetal, que es líquida a temperatura ambiente. La principal fuente de calorías como lípido en la dieta mediterránea es el aceite de oliva.
El aceite de oliva no sólo forma parte de la dieta mediterránea y por ello es saludable, sino que por sí mismo tiene propiedades útiles para ser partícipe en la lucha contra las enfermedades habituales del adulto.
Estas patologías se conocen como enfermedades crónicas del adulto o enfermedades crónicas no transmisibles del adulto. Estas tienen marcadores comunes como presión elevada, colesterol elevado en sangre, sobrepeso, glucemia elevada, entre los más comunes que son parte de enfermedades específicas.
El aceite de oliva tiene propiedades demostradas, positivas en la prevención de patologías como hipertensión, cardiopatías, cáncer de mama y colon y otras también frecuentes.
La forma en que previene o co actúa con otros factores (medicamentos, ejercicio) en estas enfermedades es motivo de intensos trabajos a nivel mundial.
En particular nuestro grupo de investigación se ha enfocado en un aspecto original que es la influencia negativa de la hipercolesterolemia en la fertilidad masculina.
Los trastornos asociados son susceptibles de ser mejorados por la adición a los alimentos del aceite de oliva. En forma experimental si la dieta normal de un conejo, es suplementada con grasa (por ejemplo primer jugo bovino de tipo comercial) se verifica un incremento del colesterol sanguíneo y una caída de la calidad seminal y espermática. Si se reduce parcialmente la grasa y se adiciona aceite de oliva virgen, los valores se recuperan.
Es muy importante tener en cuenta que el aceite de oliva es saludable y no tiene daños demostrados pero que de ninguna manera remplaza a la visita al médico o las prescripciones que el colega le indique: ya sea medicamentos, ejercicios, hábitos sanos de vida, entre muchos otros.
Finalmente existe una recomendación de la Organización Mundial de la Salud que se apoya en un Programa de los Institutos de Salud de los Estados Unidos que se denomina Mi Plato.
Esta cartilla gratuita que se puede obtener de las páginas oficiales de estas instituciones y que apareció en una nota previa en Los Andes, define claramente la proporción de cada tipo de alimento que se debe ingerir y la ración diaria de aceite de oliva.
Las adaptaciones a nuestro medio de ambas recomendaciones “Dieta Mediterránea y Mi Plato” pueden ser vistas como: consuma frutas y verduras mendocinas de estación en mayor cantidad porque van a tener: menos tiempo desde la cosecha a su mesa, más vitaminas por ser más frescas y de menor costo, consuma carnes blancas o si no, la regla de “mejor que”, por ejemplo: mejor pescado que pollo, mejor pollo que vaca, mejor vaca que cerdo y adicione aceite de oliva de la mejor calidad posible. Es importante no olvidar la leche para los niños.
*Profesor titular efectivo de Universidad Nacional de Cuyo. Director de Cursos UDA - Investigador Independiente CONICET -Laboratorio de Investigaciones Andrológicas de Mendoza (L.I.A.M.) del Área e Instituto de Histología y Embriología de Mendoza (IHEM); Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Cuyo y Consejo Nacional de Investigaciones (CONICET)