El abandono de caminos de montaña

Vías de comunicación que conducen por lugares montañosos de gran belleza, y que en su momento costaron mucho dinero, hoy se encuentran en pésimas condiciones. Se hace necesario una urgente reparación de las mismas.

El abandono de caminos de montaña

Los empresarios privados del sector turístico vienen reclamando respuestas prácticas y viables sobre el estado de los caminos de montaña, algunos de los cuales son muy atractivos para la oferta turística provincial, pero que en su actual estado no es conveniente transitar, salvo con vehículos todo terreno.

El reclamo lo ha planteado la Cámara de Turismo de Mendoza, entidad que hace más de 30 años brega por el impulso de la llamada “industria sin chimeneas” como un factor de crecimiento de la economía mendocina.

Tres sectores de caminos de montaña constituyen parte de los grandes atractivos de Mendoza: el tramo Las Cuevas-Cristo Redentor, la variante de Villavicencio (desde el ex hotel hasta el Valle de Uspallata) y el Cañón del Atuel (entre Valle Grande y la variante hacia el monumento al Cristo Redentor, en la frontera Nihuil I). Son vías que recorren zonas de gran belleza, conducen a lugares espectaculares que conforman iconos del turismo.

Desde el sector se advierte que no son seguros ni para vehículos particulares ni para unidades contratadas. Además de los tres mencionados, la cámara considera también otras rutas que podrían tener un mayor desarrollo, como el Cordón del Plata (entre Potrerillos y Tupungato), la Laguna del Diamante, Valle Hermoso (desde las Leñas) y los accesos a la Caverna de las Brujas y la Laguna de Llancanelo.

La proyección de la crítica de la entidad privada está dirigida a la Dirección Provincial de Vialidad (DPV), aunque reconocemos que la repartición no dedica más esfuerzos porque no tiene los presupuestos y el equipamiento necesarios y apenas si puede mantener la estructura a su cargo.

Qué otra cosa se podría argumentar, no en defensa de la repartición sino como forma de reconocer la realidad, la demora para completar el trazado de la doble vía a Tunuyán, sobre la ruta 40, que ha necesitado más de una década, y así y todo el emprendimiento no concluye todavía.

El Gobierno provincial debería prestar más atención a los reclamos de los operadores turísticos, porque el tiempo que se sigue perdiendo en mejorar esas vías contrarresta toda la difusión y promoción que se hace de las bellezas de nuestra provincia.

La DPV recogió el guante que le arrojó la agrupación privada y dio cuenta de lo que hace en cada ruta cuestionada por los empresarios, tareas que lamentablemente no pasan de mantenimientos y arreglos generales, eso sí, realizadas con mucho esfuerzo, pero que no modifican la existencia de los problemas de fondo.

Una de las inacciones se aprecia en la variante hacia el oeste través de Villavicencio (ruta 52). De haberse empezado alguna intervención, como se prometió en una reunión entre Gobierno y dirigentes turísticos al principio de la actual gestión, ya se habría concretado algo en la asombrosa opción de unir por carretera el norte de Las Heras con Uspallata.

Nada se logró y hoy la traza, un clásico camino de cornisa, es intransitable para vehículos urbanos. Lo mismo se puede decir del circuito del Cañón del Atuel, trayecto por lugares increíbles pero que hay que recorrer por un camino muy deteriorado y en el que no falta el insoportable serrucho.

Se pregona, entonces, el desarrollo del turismo, pero los caminos turísticos descriptos, obras que costaron fortunas, no se los cuida ni mantiene, aunque por otro lado las autoridades aparecen proponiendo abrir otro camino de montaña muy pintoresco en el Portillo Argentino.

Poco es lo que podrá recuperarse en este último año de gestión de la actual administración en este sentido. El estado de ciertas vías de comunicación en determinados parajes seguirá igual, y recorrerlas será solamente un desafío para la aventura y lo impredecible.

La base y los fundamentos de la solicitud empresaria están asentados en documentos y notas. El Estado podría ir colaborando en la preparación de anteproyectos sobre los puntos requeridos, y ver si en un futuro mediato se pueden encarar algunas de estas obras.

Las mismas redundarán en el crecimiento económico, cultural y social de la provincia, al poner más paisajes y realidades del territorio en contacto con más habitantes, desarrollando nuevas comunidades y promoviendo integralmente el territorio.

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