El análisis de las distintas etapas de ciclo vitivinícola evidencia un camino hacia una actividad más concentrada, tanto en el ámbito de la producción primaria, como en la elaboración y fraccionamiento.
Esta situación claramente afecta la competitividad del sector, puesto que mayor poder detentan pocas empresas.
De hecho, este fenómeno no sólo se da a nivel de bodegas y productores, sino también en cuanto a insumos para el sector vitivinícola.
Así es el caso de los agroquímicos en el cual una sola empresa controla el 88% del mercado y en fertilizantes y herbicidas, las dos empresas líderes se apropian del 79% y del 77% del mercado, respectivamente.
La comercialización total de vinos (mercado interno más exportaciones) entre 2006 y 2014 disminuyó 1,7 millón de hectolitros aproximadamente.
En este contexto, la participación de las 20 primeras empresas aumentó, pasando de tener el 60% en 2006 al 75% en 2014. Es decir que vendieron 0,7 millón de hl más.
Por lo tanto, el “grupo de las 20 más grandes” comercializó en 2014 algo más de 9 millones de hl (900.765 miles de litros) del total de poco más de 12 millones de hl vendidos.
Es decir que pese a haberse vendido menos en el año 2014, las primeras 20 fraccionadoras absorbieron una porción mayor de las ventas totales.
Para el año 2013 se registraron 847 establecimientos comercializadores, de los cuales 808 (un 95%) vendían menos de 5 millones de litros.
Lo cual, se observa una atomización de fraccionado res pequeños.
La producción primaria afectada
Carlos Iannizzotto, gerente de Acovi, mencionó que dependiendo el eslabón de la cadena vitivinícola es cómo la concentración perjudica. En el caso de la producción primaria, al haber menos viñedos y productores y las mismas hectáreas, “el principal perjudicado es el productor”, analizó.
Mientras que en el caso del eslabón “industrial” lo que puede suceder es que haya abusos dominantes. Con esto, aclaró, “no estamos en desacuerdo de nuevas inversiones”.
Sin embargo, dijo que “si seguimos por este camino en donde las más grandes absorben a las pequeñas, no va a ver escala y el poder de negociación la tendrán unas pocas”.
De este modo, es que “la oferta será cada vez más amplia y la demanda será limitada. Por lo que el viñatero tendrá menos posibilidad de dónde llevar su vino y sus uvas y por ende, no tendrá poder de negociación y de aumentar el precio”, detalló Iannizzotto.
Al tiempo que sumó, que “si lo miramos a hoy, a pesar de los grandes aumentos de precios que ha tenido el vino, este insumo representa sólo el 30% del precio final del producto en góndola”.
Concentración vs integración
Carlos Fiochetta, gerente general de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar), analizó que si esta tendencia continúa, Argentina perderá el gran atributo que es la diversidad, vinos de diversas regiones, de diferentes enólogos, zonas y precios. No obstante, destacó que el sector necesita tener empresas tractoras, importantes y grandes, que en definitiva son las que empujan a la industria en el mercado interno y externo.
Para el directivo, este proceso de atomización se vio reflejado principalmente luego de 2009 y 2010. Anterior a esos años, “la industria vivió momentos de ‘gloria’ un proceso en el cual las exportaciones crecían a dos dígitos y el mercado interno respondía. Sin embargo, la devaluación trajo consecuencias en la rentabilidad y en la pérdida de competitividad”, mencionó Fiochetta.
Como consecuencia de eso, “indudablemente muchas empresas dejaron de existir, otras fueron absorbidas por las más grandes y comenzó un procesos de concentración, que sabemos que no trae buenos recuerdos y experiencia, como fue el caso del Grupo Greco en los 80”.
Fiochetta, consideró que la competencia a grandes escalas se puede lograr a través de la concentración o la integración. Lo primero es lo que naturalmente sucede, donde grandes grupos económicos toman a las más pequeñas.
Sin embargo, el proceso más sano debería ser la integración para poder comercializar y trabajar de manera más eficiente.
Es que, según mencionó, el que queda fuera del sistema -en el caso de la concentración- no puede negociar en iguales condiciones, tanto a nivel de ventas de uva, insumos, supermercados, etcétera. Por ello, la integración a grandes escalas, es un beneficio para todos.
De este modo, es que acentuó que “las empresas que quedan fuera de la concentración y tienen estructuras pequeñas no pueden negociar con fuerza, sobre todo con las grandes cadenas y ubicar sus productos en góndolas, y en muchos casos quedan fuera”.
En líneas generales, lo que explica el gerente de Coviar, es lo que sucede por ejemplo con Fecovita, que cuenta con 29 cooperativas, y de ese modo trabajan en conjunto.
El modelo de concentración, es lo que sucede con grupos como Peñaflor, que tiene alrededor de 10 bodegas en su paraguas.
Sector dinámico y diverso
Por su parte, José Zuccardi, propietario de la bodega que lleva su nombre y director de la Unión Vitivinícola Argentina, considera que a pesar de que la industria ha ido en un proceso de concentración, es uno de los sectores más dinámicos y diversos, cuando por ejemplo se lo compara con otros, como el de la cerveza, el agua, entre otros.
Sin embargo, dijo que “la concentración en el sector vitivinícola es diferente y el límite lo pone el consumidor y no el poder económico, ya que en definitiva el que compra vino busca un producto que no sea industrial, elaborado por gente concreta y con identidad”.
De hecho, Zuccardi destacó que “los modelos más concentrados en el mundo vitivinícola, como el australiano, son el claro ejemplo de que no funcionan en el tiempo”.
No obstante, explicó que lo que ha sucedido en la última década es una depuración y desaparición de empresas que surgieron con el boom vitivinícola, con análisis estratégico y de rentabilidad poco eficientes y con una relación precio-calidad que no era viable.
Por lo tanto, entiende Zuccardi, que “lo que ha pasado, es que han quedado compañías boutique de familias involucradas en el negocio, así como también medianas y grandes empresas. Mientras que las más chicas, administradas bajo formato de estructuras grandes, fueron desvaneciéndose”.
Producción y elaboración
En cuanto a la producción, también se analiza un proceso de concentración. Analizando la evolución geográfica de la superficie cultivada según datos del INV, en 1994 la superficie cultivada de vid ascendía a 209.838 ha, las cuales estaban conformadas por 34.988 viñedos.
Esto arroja una media de 6 ha/viñedo. Luego, en 2015 las hectáreas aumentaron a 225.581 con 25.049 viñedos, por lo que se destaca una superficie media 9 ha/viñedo.
De este modo, si bien la superficie cultivada total se incrementó un 7,5% en los últimos 20 años, la cantidad de viñedos se redujo en un 27,7%. Es decir que la mayor superficie cultivada se concentró en menores propietarios de tierra cultivada.
Por otro lado, según se desprende de un informe del INV, en el año 2006 existían 958 establecimientos elaboradores, de los cuales 696 se encontraban en Mendoza (72,6%).
Mientras que en 2015 se registraron 884 establecimientos elaboradores, es decir que en nueve años se perdieron 74, casi un 8% menos y a razón de 8,2 bodegas por año.
Según el informe de Acovi, esto puede representar una señal de crisis en el sector o bien de que menos manos concentran mayor poder económico y capacidad de elaboración.
En cuanto a la elaboración de vinos, en 2006 se elaboraron un total de 1.539,6 millones de litros. La media por bodega arroja que se elaboraban a razón de 1.607.098 litros por bodega. En 2015 se elaboraron 1.771,3 millones de litros de vino (un 15% más de 2006).
Teniendo en cuenta la cantidad de bodegas elaboradoras, en promedio la relación litros/bodegas arroja un valor de 2.003.676 litros por bodega.
Es decir que en la evolución de los últimos 10 años analizados, se elaboró más pero en menos bodegas, con lo cual la relación promedio acusa más litros elaborados por bodega.
Finalmente, tomando a las 10 principales empresas, se deduce que de producir 29% del total hace una década, en 2014 elaboraron el 38% del total del sector.
Y este movimiento, se ve claramente en la principal compañía, que en el año 2005 elaboró el 12% del total elaborado, mientras que en el 2014 esta cifra trepó al 16%, es decir que acaparó más poder en el mercado.