Comida en miniatura, ésta es la asociación libre o la explicación que dan los españoles sobre las tapas que invaden desde hace tiempo sus bares, restaurantes y hogares. De hecho esa conquista se extendió por todos los continentes. Pero esto de tapear, es más que comer, es la comunión entre amigos, con la familia, es disfrutar el momento del encuentro en torno al bocado. Degustaciones, clases de cocina, actividades en mercados de las ciudades españolas como promociones varias para disfrutarlas, abundarán a mediados de mes.
Las tapas o raciones, se veían como un aperitivo, acompañarse de cerveza, vino o sidra, antes de cenar. Sin embargo su protagonismo remplazó la última comida del día por la variedad de delicias pequeñas. Las hay frías o calientes, servidas en tostadas o en cazuelas, algunas se ofrecen gratis, con la bebida que pida el comensal, pero la mayoría de las veces hay un menú para tentarse y probar con una amena charla en la barra. Hay algo esencial no hay que instalarse. Más bien, la consigna es ir de bar en bar. Ya se sabe: en la variedad está el gusto.
Entre las tapas más conocidas se encuentran las patatas bravas, con alioli, tortilla española, jamón ibérico, calamares rebozados, aceitunas, croquetas, mejillones en cazuelitas, sardinas, rabo de toro, chorizo y morcilla.