Días pasados se celebró en el país el Día de la Fuerza Aérea Argentina, nacida hace más de 100 años por un decreto firmado por el presidente Roque Sáenz Peña.
El documento que dio a la luz la Escuela Militar de Aviación (Buenos Aires), parida en el seno del Ejército Argentino, plasmaba en letra y espíritu el esfuerzo pionero de su luminoso numen impulsor, el ingeniero Jorge Alejandro Newbery.
En 1945, en la naciente paz que sucedió a la Segunda Guerra Mundial, la joven arma adquiría mayoría de edad institucional independiente.
Desde entonces, sus hombres y mujeres entregaron al país, testimonios de obras y acciones guiadas por un patriótico sentido de servicio: ciudadanos soldados para la defensa de su cielo, aviones para su desarrollo, autodeterminación y la integración vertebral de su territorio patagónico, investigación científica en la exploración del espacio exterior, asistencia a la comunidad en los desastres naturales, impulso y vida a nuestra soberanía antártica, ejecución de actividades protagónicas en la prevención y lucha contra el narcotráfico en la frontera norte y tantas otras trascendentes realizaciones.
Mendoza está unida visceralmente a nuestra institución desde sus albores, desde el desafío deportivo ante los Andes hasta la heroica entrega de sus hijos en la guerra de Malvinas.
En la IV Brigada, en El Plumerillo, tiene su asiento la escuela de formación de los pilotos de combate, la escuela del supremo sacrificio, si la Patria lo reclama.
En el acto conmemorativo del 107° aniversario, presidiendo la entrada a la unidad, fue inaugurada la nueva ermita que guarda la imagen de la madre celestial: la Virgen de Loreto, luciendo sus atributos de brigadiera, que le fueran investidas por decreto presidencia, en la Catedral de nuestra ciudad, el 10 de diciembre de 1962.
Roberto José Engroba
Brigadier ®-FAA