Ir al estadio... y acabar viendo el partido ¡en el exterior del recinto! Esa será la extraña sensación que tendrán durante el Mundial de Rusia los varios miles de hinchas que asistan a los encuentros programados en el estadio de Ekaterimburgo, donde destacan unas tribunas provisionales. Y también inquietan por su seguridad.
El diario británico The Guardian lo definió como una "estructura espacial", "unas tribunas que no podrían dar más miedo", según el estadounidense USA Today. La publicación en las redes sociales, a comienzos de octubre, de unas impresionantes fotografías de las tribunas provisionales del Estadio de Ekaterimburgo, escenario de cuatro partidos de la primera fase, provocó la reacción de medios de todo el mundo.
Estas dos tribunas, con capacidad para 6.000 personas cada una, instaladas detrás de los arcos y fuera del recinto, se mantienen gracias a un andamio metálico gigantesco. Los asientos más elevados se encuentran a la misma altura que el techo del estadio, lo que dará la impresión a sus ocupantes de ver el encuentro a través de una pantalla gigante.
De una altura de 42 metros, estas tribunas no ofrecen protección alguna contra el sol, la lluvia o el viento, pero para Sinara-Development, la empresa rusa que se ha encargado de remodelar este estadio construido en 1957, la idea de unas gradas temporales no tiene nada de insólito.
"Es una solución clásica en las infraestructuras deportivas construidas para grandes eventos", aseguró Timur Ufimtsev, el director general de esta compañía.
No solo está garantizada la seguridad de los espectadores gracias a "una barrera alta" que impedirá las caídas, incluso en caso de estampida, sino que Ufimtsev añade que las tribunas darán una bella panorámica de Ekaterimburgo, porque el estadio está situado en pleno centro urbano.
El añadido de estas dos tribunas era una condición imprescindible para respetar las exigencias de la FIFA, que impone a los estadios que reciban partidos mundialistas (de la primera fase) una capacidad mínima de 30.000 espectadores.
Tras el Mundial, estas infraestructuras se desmantelarán y el estadio recuperará su capacidad de 23.000 espectadores, más adecuada al estatuto del Ural, el club local, habituado a luchar en la media tabla de la liga rusa y que suele ser seguido, en sus mejores temporadas, por unos 10.000 aficionados cada partido.
Ekaterimburgo es la ciudad más oriental de las once urbes rusas que albergarán los 64 partidos del Mundial de Fútbol, del 14 de junio al 15 de julio próximo, pero la elección de este centro industrial parece evidente para las autoridades rusas, deseosas de mostrar al mundo la diversidad cultural del país más extenso del planeta.
Esta ciudad de 1,5 millones de habitantes, situada a proximidad de la frontera geográfica entre Europa y Asia, ha sabido forjarse su propia identidad, lejos de las dos "capitales" rusas, que son Moscú y San Petersburgo.
Ekaterimburgo era la "capital" minera del Imperio zarista antes de convertirse, en la época soviética, en el centro industrial que ha perdurado hasta la actualidad, pero también en la capital del movimiento constructivista, una corriente arquitectural que se dio en la URSS en los años 1920 y 1930.
Precisamente, la razón de levantar las tribunas provisionales se debe a la voluntad de proteger el patrimonio de Ekaterimburgo. Según Sinara-Development, era imposible reconstruir completamente el estadio, declarado como "patrimonio cultural" y por lo tanto protegido, sobre todo su fachada, que representa a atletas y a trabajadores de la época soviética y que ha sido conservada.
Por su parte, la FIFA ha lanzado un llamado a la calma. "Las estructuras temporales se han instalado con el fin de asegurar que los trabajos de renovación conserven la fachada histórica del estadio y que los costos de mantenimiento sean reducidos tras la Copa del Mundo", declaró un portavoz del organismo.
"Las visitas de inspección y los informes detallados muestran que las infraestructuras temporales del Ekaterimburgo Arena respetan completamente los criterios de seguridad", añadió el portavoz, precisando que no se trata de un caso único.
Para el Mundial de Brasil-2014, el estadio de Sao Paulo, por ejemplo, fue equipado con una tribuna provisional instalada fuera del recinto, aunque el resultado visual fue menos impactante.
Nadie duda que los aficionados tendrán algo de aprehensión antes de subir a estas gradas.