Una silla puede ser tu mejor banco de trabajo para hacer sentadillas de piernas, ya que este ejercicio quema grasas imitá el acto de sentarse y levantarse. Muy importante: al bajar, los glúteos deben ir hacia atrás y sentí el peso en los talones; que tus rodillas siempre estén en línea recta con tus talones, nunca por delante. Tus pies deben estar paralelos y abiertos el ancho de los hombros. También podés realizar más fácilmente este gesto apoyando tu espalda en una pared.
Este ejercicio quema grasas consigue dureza para tus glúteos. Para hacerlo, separá los pies el ancho de los hombros y lleva una pierna atrás: la de adelante quedará flexionada y la de atrás con el talón en alto. Apoyate en la pierna que está doblada o agarrá unas pesitas y subí y bajá. Recordá que al bajar, tu rodilla no puede estar por delante de tu tobillo, así que poné el peso en tu pierna de atrás. Mantené siempre las curvaturas naturales de la espalda.
Recostada boca arriba, con las rodillas semiflexionadas y apoyando los pies, elevá la pelvis y la parte baja del suelo, apoyándose únicamente en los omoplatos. Para mayor dificultad podés estirar una pierna hacia arriba, en prolongación con el tronco.
Recostate sobre un costado de tu cuerpo y mantené la cabeza apoyada sobre un brazo mientras el otro lo apoyás delante para mantener el equilibrio. Elevá la pierna superior hasta la altura de la cadera. La punta del pie mira hacia el frente.
Recostada en el suelo de costado con la pierna del suelo estirada. La pierna de encima estará apoyada en el suelo por delante de la otra. La cabeza apoyada. Elevá la pierna base todo lo posible y regresar a la posición inicial lentamente.
En el suelo, sobre una colchoneta, apoyá las rodillas, cruza los pies y abrí bien los brazos. Procurá que tu cuerpo forme una línea recta. Bajá intentando acercar el pecho al suelo, no el abdomen. Podés hacerlo apoyando las puntas de los pies o estirando las piernas si te sentís fuerte.
Sentate al borde de una silla o banco que no se mueva, con las manos mirando hacia delante y los talones apoyados en el suelo. Con la espalda recta, mantenete sólo apoyada con brazos y pies. Flexioná y extendé los codos.
Tonificando adecuadamente tu abdominal transverso podés reducir tu perímetro de cintura. Por su sencillez, podés aguantar bastante tiempo, aunque intentá que no sean superiores a períodos mayores a 10 o 15 segundos. Simplificalo apoyando las rodillas o añadí dificultad estirando un brazo en prolongación de la línea del tronco.