Ejemplos de solidaridad que son una brisa fresca

Hay un importante número de jóvenes que vive ejercitando la solidaridad. El caso puntual de muchachos locales que parten al exterior para ayudar y otros más. Ayudar a los demás puede ser un interesante proyecto de vida.

Ejemplos de solidaridad que son una brisa fresca

En ocasiones hay noticias dolorosas o desagradables en los medios de difusión. Noticias que conmueven, que duelen y provocan un shock, que invitan a cerrar el periódico o a apagar la radio o la televisión. En otras instancias, hay novedades positivas que nos transportan a la certidumbre de que no todo está perdido, y un mundo mejor, más humanizado, es posible.

La primera de las felices circunstancias que se rescata en este comentario es la actitud que han asumido jóvenes mendocinos que se convertirán durante un tiempo en voluntarios de organizaciones no gubernamentales (ONG) y pondrán sus brazos y mentes para asistir a personas necesitadas de todo el planeta.

Las chicas y chicos que se anotaron en este programa respondieron a una invitación de la Asociación Internacional de Estudiantes de Ciencias Económicas y Comerciales (Aiasec), una organización global, apartidaria, sin fines de lucro, formada por profesionales, estudiantes y recién graduados de instituciones de educación superior.

Los integrantes del grupo local de Aiasec se involucrarán en tareas destinadas a combatir la pobreza, la falta de educación y fomentar la tolerancia social y cultural en zonas tan dispares como Túnez, Brasil y Colombia. Seguramente con la experiencia que acreditarán podrán despertar el interés por la ayuda humanitaria de otros jóvenes.

Otra demostración de la buena madera juvenil mendocina la ofrece un grupo de voluntarios de Malargüe, que apoya a personas que necesitan ayuda material o espiritual, y cuya carta de presentación es el slogan “El mundo no se cierra donde termina mi realidad”.

La primera iniciativa de los muchachos sureños fue asistir a una niña que padecía una enfermedad terminal y que pertenecía a un hogar con muchas carencias. Ese puntapié inicial, que nació en las dependencias del Observatorio Pierre Auger, con una causa noble de por medio, fue el incentivo para seguir juntos y tratar de transformarse en un futuro mediato en una ONG solidaria.

Del sur provincial, la búsqueda de conductas solidarias juveniles o de cualquier edad llega hasta el Valle de Uco. La corresponsal de este diario en esa zona dio cuenta hace poco de la actitud de medio centenar de vecinos de Tupungato, quienes viajaron a la ciudad capital para anotarse en el Hospital Central como donantes en el Día Mundial de Donación de Órganos.

La original muestra de entrega por los demás y calidad humana fue impulsada por alumnos de 7mo grado de la escuela primaria Dionisio Chaca. En el seno de ese establecimiento se creó el año pasado una delegación de la organización mendocina “Hagamos algo por los chicos con leucemia”.

Tres casos, tres ejemplos en distintos lugares de la provincia, que reconfortan y ponen un matiz de digna revancha a tantos hechos que en ocasiones acongojan y desalientan.

Hay que mencionar que lo descripto es apenas una porción mínima de un universo mucho más grande de gente interesada por el prójimo, más allá de cualquier egocentrismo y mezquindad.

También destacamos una segunda instancia en este proceder y es que funciona como acción ejemplar para despertar la iniciativa de otros que no lo están haciendo y, a partir de su conocimiento, encuentren una propuesta para mejorar la vida de quienes están en dificultades, operándose por añadidura un cambio en sus propias vidas.

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