La ancestral ciudad de Luxor está dividida en dos por el río Nilo. Desde la orilla Este tomé el ferry que zarpa cada 10 minutos hasta la orilla Oeste donde se ubican las montañas del Valle de los Reyes y las Reinas. Se puede ir en taxi o en combi pero estaba harto de negociar con choferes y decidí alquilar una bicicleta para hacer por mi cuenta los once kilómetros de recorrido atravesando el desierto hasta las cámaras funerarias de los Faraones del Imperio Nuevo excavadas bajo la roca.
Empecé a pedalear por la avenida Al Tmsalyn y lo primero en aparecer fueron las estatuas de los Colosos de Memnón. Tienen de 18 metros del alto y fueron erigidos por Amenothep III en 1345 A.C. para proteger su templo que está siendo reconstruido.
Más adelante se aprecia el Ramesseum que fue el templo de Ramsés II, mi faraón preferido. Con ayuda de un plano continué pedaleando bajo el rayo del sol mientras los turistas que me adelantaban en las combis con aire acondicionado me miraban entre extrañados y sorprendidos.
Llegué hasta la casa que ocupó el arqueólogo inglés Howard Carter y sus colaboradores mientras excavaban buscando la tumba de Tutankhamon. Allí se gira a la izquierda y se toma la avenida Kings Valley donde comienza la parte más ardua del trayecto con una pronunciada subida hasta el Valle de los Reyes.
En algunos tramos tuve que bajar de la biciy seguir a pie. El agua iba escaseando. El sol estaba cada vez más alto y no había ni un arbolito donde descansar a la sombra. Llegué por fin a la entrada donde yacían enterradas las momias de varios Faraones.
La tumba más popular es la de Tutankhamon, el Rey-Niño. Subió al trono a los nueve años y murió en extrañas circunstancias a los dieciocho en el 1340 A.C. Se paga un extra para ingresar y a veces hay que hacer cola. Su momia reposa allí. Cuando bajaba los escalones, varios metros bajo tierra, recordaba la maldición que rodea su existencia desde el 4 de noviembre de 1922 cuando fue descubierta. Meses después murieron Howard Carter y Lord Carnarvon el magnate británico que solventó la investigación.
Más tarde también fallecieron dos ayudantes que estuvieron en contacto con su ataúd. En El Cairo estuve cara a cara con su famosa máscara de oro y ahora, bajo un vidrio que mantiene estable la temperatura, me encontraba junto al primer sarcófago antropoide de los tres que contenían su momia en el sitio original donde descansó hasta su descubrimiento. Es de madera de ciprés laminado en oro. La tumba es pequeña comparada con las de otros Faraones.
No se puede ingresar con cámara porque la luz del flash arruina los frisos de las paredes. Cuando emergí de regreso a la superficie observé con sorpresa que los números de mi reloj de cuarzo habían desaparecido y la pantalla estaba negra. El cuidador de las máquinas fotográficas me ofreció hacerme una toma en los escalones y accedí. Luego extendió la mano exigiendo su baksheesh (propina). Me interné en otras tumbas como las de Ramsés IV y la muy profunda de Tutmosis III. La más lujosa es la de Seti I pero estaba cerrada porque el aliento de los visitantes deteriora las pinturas. Descansé y volví sediento a la bici para descender hasta el Valle de las Reinas que está a espaldas al de los Faraones. Con el sol abrasador de la siesta, devolví la bici y compré un jugo de naranja de litro que agoté en segundos. El reloj seguía sin dar la hora y pensé que se había roto pero después volvió a la normalidad ¿Habrá sido el influjo de la maldición de Tutankhamon?
Datos
- Ferry a la Orilla Oeste: 0,05 centavos de dólar
-Alquiler de bicicleta: 3 dólares
- Colosos de Memnón: gratuito
- Ramesseum: 2,5 dólares
- Casa de Howard Carter: 3,5 dólares
- Valle de los Reyes: 9 dólares (incluye 3 tumbas. Diariamente de 9 a 17 hs)
- Suplemento Tumba de Tutankhamon: 6 dólares
- Valle de las Reinas: 2,5 dólares
- Jugo de naranja por litro: 40 centavos de dólar