Egberto Gismonti, o el sonido inagotable

El célebre compositor brasileño visita hoy la provincia y ofrecerá una retrospectiva de su trabajo, donde fusiona la música popular de su país con el jazz y la académica. A las 20.30 en el Auditorio Ángel Bustelo.

Egberto Gismonti, o el sonido inagotable

En el disco "Sol do meio dia" contó que el cacique Sapain, del Xingú de Mato Grosso, le enseñó más que muchos músicos. A él le dedicó ese trabajo de 1977, porque fue quien le enseñó el secreto de la selva impenetrable.

Lo refiere en la contratapa: había "árboles de sesenta metros de altura, y me pidió que hiciera silencio. Estuvimos así, callados, unos veinte minutos. Poco a poco empecé a oír la selva: los animales, las hojas, el aire entre las ramas, el crujir y el agitarse de la vegetación. 'Escucha -me dijo Sapain-. Ese sonido eres tú'."

Pero decir que Egberto Gismonti es esa armonía, ese resoplido amazónico e inmemorial, no es suficiente. Él, que esta noche actuará en el auditorio Ángel Bustelo, es una leyenda de la música brasileña: ya sea en los márgenes de lo popular, ya sea en los márgenes de la academia, hoy es un músico reconocido (sin exageración de por medio) en todas partes del mundo.

Mire la foto: Siempre usa un gorro de red y, liberada, una melena ya blanca de casi 70 años. Tiene un aire de cultura indescifrable, influido por su padre de origen libanés, por su madre siciliana, por los sonidos que fue a buscar -literalmente- a la América más profunda, al jazz, y por sus años de formación en Europa, donde fue discípulo de Nadia Boulanger (maestra de Ástor Piazzolla, Daniel Barenboim, Copland, Glass, Menotti y tantos más) y donde  afianzó la técnica que hoy le permite alcanzar una destreza sobrehumana en el piano y ser un guitarrista que interpreta a diez cuerdas, como Narciso Yepes, y a veces con más...

Y todos estos rostros toman forma en sus composiciones, que se dieron a conocer allá por 1968 y que fueron evolucionando a lo largo de más de sesenta discos, algunos hoy míticos, como "Agua e vinho" y como  'Dança das Cabeças", que además es un buen ejemplo de su alquimia: este álbum, que grabó en 1976 con Naná Vasconcelos (fallecido hace poquitos meses), fue premiado en Alemania en la categoría pop, otro en la categoría experimental, en los Grammy como disco folk y en Francia como disco de jazz. Sí, una riqueza que desborda cualquier rótulo.

"Mi música es erudita-popular y necesitó de ambos mundos para ser compuesta. Esta es una manera de pensar la música que a un compositor inquieto lo estimula", confesó al diario porteño Clarín hace unos días, en ocasión del recital que dio anoche en el Centro Cultural Kirchner.

El recital de hoy

"Con 60 discos, 30 bandas de sonido para películas, 28 músicas para ballet y otras tantas composiciones orquestales me volví un irresponsable que no arma lista de temas (cuando toco solo, por supuesto) y eso provoca que esté muy conectado conmigo y con lo que sucede en el escenario", expresó en esa misma entrevista.

Ahí confesó que su patrón de actuación es ir desarrollando un contexto, una atmósfera, de mayor complejidad sonora a medida que avanza el encuentro. Es por eso que empieza con la guitarra, que tiene menos sonidos, y después se sienta al piano. Es esperable que así organice el programa de esta noche: riguroso y impredecible, como una zapada.

Para conocer al artista…

… cuando todavía componía canciones: "Agua e vinho" (1972)
… cautivado por la selva brasilera: "Sol do meio dia" (1977)
… más íntimo, solo con su piano: "Alma" (1987)
… más jazzero, acompañado por el contrabajista Charlie Haden: "In Montreal" (2001, grabado en 1989)

La ficha

Egberto Gismonti
Fecha y hora: Hoy, a las 20.30
Lugar: Auditorio Ángel Bustelo (Virgen del Carmen de Cuyo 610)
Entrada: $100

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