"Biología" se llama la muestra que Egar Murillo -artista visual contemporáneo con base en Guaymallén- inaugura el próximo 15 de diciembre en Imagen Galería. Y para explorar "la vida" el artista devenido biólogo utiliza todas las herramientas que tiene a mano -pluralidad de técnicas, materiales, discursos, miradas, intervenciones, apropiaciones y cruces de sentidos- reunidos en un estilo que se expande y una marca que persiste: Egar Murillo, mirando el fluir de la vida.
Quienes conozcan la obra del artista -gran agitador de la plástica local- encontrarán en esta exposición una versión de Murillo más cercana al arte conceptual -"un pensamiento duchampiano sobrevuela estos trabajos", dice- y para ello sólo hay que detenerse en la pieza central de "Biología": "El soñante", una calavera de vidrio que confronta desde la ironía al cráneo de platino y diamantes del inglés Damien Hirst, una de las obras más caras del arte actual.
Pero en el objeto de Murillo, el altísimo precio que Hirst le da al símbolo de la muerte, se banaliza al extremo al colocarle una nariz de payaso. "Juego con la muerte, me río de la muerte. Esta es una muerte jocosa; uno debería reírse de la muerte más seguido", reflexiona el artista.
Esta calavera sirve, entonces, de llave para que las 15 obras restantes que conforman “Biología” dialoguen entre sí buscando resonancias que bien podrían entenderse como una red que se resignifica cuando el observador pone en juego elementos como la ironía o la paradoja.
-Uno de los objetos que presentás es un cartel lumínico como el que se puede ver en cualquier quiosco, pero el mensaje es "Qué es el arte"…
-Es una pregunta que todos los artistas se hacen y que yo también me hago todo el tiempo. Siempre me pregunto si lo que hago es una obra de arte. El cartel lumínico funciona como un faro para saber qué es el arte y también funciona como un cartel publicitario pero más poético porque la pregunta sigue siendo profunda. Y en una muestra, claro, es una pregunta para la gente. Para que reflexione sobre qué es el arte.
-Hay que mostrar, hay un furor por mostrar, todo el tiempo la gente está mostrando en las redes sociales. Todos mostramos. Pero, ¿para qué mostrar hoy en una sala?
-Depende... Hay una banalización de la imagen y eso le afecta al artista porque cambia la percepción y los pensamientos; hay como una disolución de la imagen. Pero un artista verdadero no banaliza las cosas salvo que lo haga expresamente como hago en algunas obras. Las redes sociales son muy complejas y están buenas para difusión. También hay mucho de ego por ver cuántos “me gusta” se nos otorgan pero me parece que el arte está en otro lado. Luego hay que decir que el arte ha roto un montón de límites para mostrar, hay muestras efímeras que duran dos horas, se puede exponer en la calle, en una casa. Se acabó el paradigma de que el museo dignifica la obra.
-¿No resulta un tanto extraño que en una muestra dominada por lo conceptual hayas incluido tres óleos?
-Sí, sí, (se ríe) la pintura es como que está fuera del tiempo pero se sigue pintando. Estos tres trabajos funcionan dentro del conjunto de la muestra. Me interesó porque en esta “Biología”, tomado desde un punto de vista científico como el estudio de seres vivos, yo también estoy presente como autor, yo tengo algo que ver con esa biología.
-¿Podrías decir algo con respecto a algunas obras donde se entrecruzan materiales "poco nobles", como el cartón con personajes ilustres como Karl Marx o Kurt Cobain?
-A veces las ideas no están muy claras pero yo me manejo con la intuición: yo veo que el personaje ha sido llevado al extremo, el mercado ha vendido su figura, entonces yo lo pongo en un cartón que es una simple caja, algo que puede ser vendido como una mercancía, algo que tiene ver con el mercado y la lucha de clases, por eso Marx. En el caso de Cobain, hice otra obra que se llama “LG” y ya sabemos la vida que llevó Cobain. Hay una paradoja ahí: eso es lo que quiero mostrar: tener una vida de rockstar con una muerte tremenda. Y que su imagen puede ser vendida a toda costa.
-Jugás con la muerte, con la ironía, pero también hay una marcada reflexión sobre el tiempo.
-Hay como dos ejes en la muestra. Una es el paso del tiempo: los seres vivos nacen y mueren, y el otro eje es una mirada irónica sobre la sociedad consumista. Por eso aparece Marx, Kurt Cobain. Por otra parte, el tiempo también está en los materiales que he utilizado, algunos efímeros. Voy juntando elementos que aparecen por el camino -un grabado o un objeto por ejemplo- y luego surge una idea y los intervengo. Otro pensamiento ‘duchampiano’ que se mantiene, me gusta esa idea de intervenir las cosas.
-Una última cosa: ¿para qué "sirve" esa escultura que se llama "Piedra de la penitencia"?
-Es una escultura realizada en granito rosa. La gente se puede arrodillar en ella y soportar el dolor hasta decir “basta”.
Salas, para revitalizar la escena
Según Murillo, frente a la escasa oferta de salas oficiales, han surgido nuevas espacios que han revitalizado la escena del arte visual mendocino.
“Por suerte la gente se empezó a mover y surgieron nuevas salas: ArteH de Hipercerámico, Mandrágora, la sala de Facundo Piazza, la de Imagen, La Palmera y otras de artistas jóvenes como La Montaña. La gente quiere mostrar y hay que buscar lugares”.
-Se han generado nuevos coleccionistas...
-El mercado mendocino siempre ha sido difícil, no hay una cosa dinámica. A mí me va mejor en Buenos Aires. Puede ser que el arte contemporáneo necesite una explicación y el gusto local sea conservador, algo que no es ni bueno ni malo. Falta también conocimiento, educación y difusión.
La muestra
-"Biología", la muestra de Egar Murillo se inaugura el viernes 15 en Imagen Galería, Suipacha y Tiburcio Benegas.
- Está formada por 16 obras con variedad de técnicas, géneros y soportes. Hay óleos, escultura y objetos, algunos de ellos intervenidos.
-En 2017 Murillo participó de varias muestras grupales en Mendoza. En setiembre pasado expuso 18 dibujos en la galería Espai Ku, en Barcelona, España. Antes expuso, junto a otros dos pintores, 7 óleos en el Pabellón de las Artes de la Universidad Católica en Buenos Aires.