Si hablamos de disturbios, policías, detenidos y hasta un tiro, ¿a usted se le ocurre pensar que ocurrió en el hipódromo? De hecho la situación fue inusual. Todo comenzó tras la detención de un apostador que levantaba juego clandestino.
Los policías actuaron rápidamente y detuvieron al implicado. La sucesión de hechos lamentables comenzó luego.
En un determinado momento un grupo de inadaptados agredió a una persona, que -según algunos-, había sido el artífice de la detención del jugador clandestino, y la policía, ahora en mayor número, debió actuar para calmar los ánimos.