Hubo un tiempo en el que las texturas andaban a sus anchas por las viviendas y todo el mundo estaba enamorado. De pronto, este gusto cayó en desgracia y no fueron pocos los que eliminaron este acabado de sus casas, haciendo como si nunca hubiera existido. El tirón de las paredes lisas monocromáticas hizo que muchos pasaran del amor al odio, preguntándose con sorpresa cómo era posible haber estado viviendo en un ambiente con las paredes llenas de formas irregulares.
En realidad, una pared sin relieve es mucho más agradecida porque admite sin problema revestimientos decorativos como los vinilos o los papeles pintados. Sin embargo, los relieves y efectos conseguidos con pintura me siguen pareciendo fantásticos, no solo desde el plano estético, sino funcional, dado que ayudan a minimizar los desperfectos y las posibles manchas.
1. Arena – Es un efecto que quedará muy bien en exteriores. Se trata de una pintura con aspecto arenoso que se aplica directamente tras una imprimación. Los brochazos deben ser rápidos, en forma de cruz y en diferentes direcciones. Una vez seca la capa que da textura, pintá en otros colores encima para conseguir profundidad.
2. Metal – Las pinturas metalizadas han facilitado mucho la labor de darle a nuestras paredes un acabado brillante y lujoso. Con dos capas aplicadas con rodillo, es posible cubrir las superficies interiores con un tono dorado, plateado o cobrizo. Lo ideal es aplicarlo solo en una pequeña parte, no en toda la habitación.
3. Óxido – En los hogares de estilo industrial, este acabado queda fantástico. Primero tendrás que pintar la pared en algún color, preferiblemente oscuro, con el fin de que el efecto adquiera más dramatismo. Después, hay que aplicar la pintura mate con efecto óxido con una manopla, y dar varias pasadas.
4. Mármol – El estuco es una pasta especial de cal y polvo de mármol que después se pule y resplandece. Su técnica es complicada. Para el falso estuco, sobre la base blanca, aplicá con esponja un color que te guste mezclado con blanco al 50%. Hacé lo mismo con el blanco, pero creá ondas con el dedo. Después, con un pincel, pintá líneas con el color original y difuminalas soplando con una pajita. También podés meter líneas negras.
5. Papel rasgado – Es una técnica que dará a tus paredes un acabado muy artístico. Necesitás un papel tipo manila y cortalo en tiras de un metro, metro y medio. Con un rodillo, pintá parte del papel y después usá otro color y luego otro. Lo ideal es usar tonos de un mismo color, más oscuros y más claros. Acto seguido, rompé el papel y usá pegamento de empapelar. Tras el secado, aplicá una capa de sellador transparente.
6. Esponjado – Esta forma de decorar tus paredes no podría ser más sencilla. Solo necesitás aplicar la pintura con una esponja, preferiblemente vegetal, ya que el efecto queda más conseguido. Se recomienda usar una misma gama, pero si querés conseguir contraste, atrevete a mezclar colores opuestos.
9. Craquelado – Este efecto es realmente destructor, ya que da la sensación de que la superficie está descascarada o en mal estado. La elasticidad y el tiempo de secado son las claves para aplicarlo vos misma. Hay que pintar con látex satinado oscuro y, después del secado, con un látex mate claro. Luego se usa una cola especial y un secador.