El mejoramiento del tipo de cambio permitiría una recuperación de la competitividad del sector exportador vitivinícola. Sin embargo, empresarios de la industria se muestran preocupados sobre cómo puede impactar esta variación de la divisa en los precios internos, restándole así lo ganado en los últimos días.
Alberto Arizu, propietario de Luigi Bosca y presidente de Wines of Argentina, destacó: "Creo que es difícil pensar hoy por hoy sólo en el dólar. Debemos pensar en el contexto completo de la competitividad, que está compuesta de muchas variables de las cuales una de ellas es el dólar"
Para el empresario por tratarse de la moneda habitual de intercambio para la mayor parte de nuestras exportaciones, es obvio, “que el tipo de cambio, al menos, no esté atrasado respecto a la inflación es importante para la competitividad de nuestras exportaciones. Pero también es dañino que el tipo de cambio tenga el impacto que tiene hoy por hoy en la inflación, ya que impacta no solo en productos donde el componente importado es una buena parte del costo o lo es todo, sino también que impacta en todo y así, es difícil pensar en una economía competitiva”.
Datos del INV muestran que en los primeros tres meses de 2018 se comercializó -1,8% de vino fraccionado que en el mismo periodo de 2017.
En este punto coincidió Walter Bressia, presidente de Bodegas de Argentina, quien mencionó: "Un tipo de cambio mejor es bueno para el sector, siempre y cuando los insumos y servicios no aumenten por encima", aclaró.
Mario Giordano, gerente de Wines of Argentina, mencionó que "el desarrollo negativo que han tenido las expo de vino, en donde en los últimos seis años estuvieron signados por aspectos tales como alta inflación, tipo de cambio retrasado y decisiones y costos que impactaron en la competitividad y sobre todo en el sector de volumen, como es el granel o en la categoría media-baja".
Agregó: “En este camino muchos establecimientos se quedaron y desaparecieron, por lo que no solo depende de un tipo de cambio, sino también de diversos aspectos que se logren en el corto y mediano plazo, para que podamos posicionar aquellos productos que hemos perdido góndola”.
En este aspecto es que Bressia dijo que la importancia radica en que “no solo el tipo de cambio mejorará al sector, sino que hay diversas variables que se tienen que dar, como es una baja inflación, disminuir los costos logísticos y mejorarlos, entre otros”.
Lo mismo apuntó José Zuccardi presidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA). "Hay un escenario de mayor competitividad para Argentina. Sin embargo, en tanto la inflación no baje, este tipo de cambio no alcanzará, a pesar de que estamos con un panorama favorecedor, luego de una vendimia muy buena en cantidad y calidad que proporciona volumen para posicionarnos en el mercado", sostuvo el empresario.
Coincidió con esta lectura Mario Bustos Carra, de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, al indicar que hay que esperar unos días para ver si la mejora del tipo de cambio no se traslada a costos. "En caso que los niveles de inflación se mantengan más o menos como hasta ahora, una mejora en el tipo de cambio sería muy beneficiosa. Mejoraría la competitividad y permitiría tratar de recuperar parte del terreno perdido en años anteriores", sostuvo.
Negocio a largo plazo
Cámaras y empresarios del sector puntualizaron en el hecho de que un dólar en torno a $ 25 es un tipo de cambio que apuntala los envíos totales de vino, y principalmente de aquellos productos en los cuales el país ha perdido mercado, como es en el caso de graneles y embotellados por debajo de los 30 dólares FOB la caja.
De todas maneras coincidieron en remarcar que el negocio del vino es a largo plazo. Alberto Arizu señaló: "Los escenarios cambiantes de la economía local nos hacen mucho daño. Las bodegas hicimos un enorme esfuerzo para insertarnos en los mercados internacionales hace más de 15 años. Con las restricciones del mercado de cambios, dólar paralelo y las distorsiones que ocasionaba, retenciones a las exportaciones, entre otras medidas provocó que muchas bodegas y productos se alejaran de las góndolas del mundo". "Esos espacios los ocupó España, Chile, Australia y otros. Ahora por más que lográramos un "shock" de competitividad, hay que salir a pelear por esos espacios lo que significa un esfuerzo adicional. No es de un día para el otro".
Igualmente, Arizu señaló que las compañías deben trabajar en mejorar los procesos para ser competitivos. “Por una razón u otra, nuestras ineficiencias estuvieron tapadas por ciclos económicos artificiales (el 1 a 1, el dólar excesivamente alto, inflación, etc). Vamos a tener que trabajar en todo lo concerniente a nuestros costos de producción, sobre todo en el segmento entre 26 y 40 dólares FOB la caja (9 litros) que siempre fue un motor de la categoría y es casi el 40% de nuestras exportaciones”, agregó.
Concordó Giordano y dijo que “si se dan ciertas variables, y el tipo de cambio se sigue comportando como lo viene haciendo, se abre la oportunidad de recuperar mercado en las categorías de vino que perdimos”.
Sin embargo, Zuccardi dijo que “la entrada y salida del mercado internacional no es algo que se haga de un día para el otro y se revierta. Por lo tanto, se necesitan políticas de largo plazo -principalmente en el embotellado- que nos permita realmente ser un jugador agresivo en el mercado internacional”.
Zuccardi estimó que “este año podría darse la oportunidad de recuperar mercado en los segmentos de 30 dólares la caja hacia abajo. Hay que tener en cuenta que nuestro promedio en expo es de 36 dólares la caja y el de Chile de 26 dólares”.