¿Qué tan grande puede ser, para la vitivinicultura, el daño colateral generado por la situación de Argentina frente a los organismos internacionales de crédito, agravado por la tensión en torno al cumplimiento del canje de deuda y el aleteo de los fondos buitres?
Por lo pronto, la onda expansiva se hace sentir. Porque el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sin dudas motor para consolidar pilares del Plan Estratégico Vitivinícola como la integración de productores e incorporación de tecnología, por ahora mantiene “congelada” la consideración del préstamo de U$S 90 millones que beneficiaría al Proviar II, y que hace más de dos años empezó a gestionar la Corporación Vitivinícola Argentina.
Al igual que su primera versión, que permitió bajar ANR (Aportes No Reintegrables) por U$S 50 millones entre 2009 y 2014 a provincias productoras, se trata de parte de un préstamo que la Nación negocia con el BID para los próximos 3 años. Pero el proceso de aprobación, que ya venía ralentizándose por las decisiones en torno a la deuda argentina (Club de París, Repsol, Ciadi), está hoy, tras el fallo del juez Griesa y la disputa Argentina-holdouts, prácticamente paralizado, cuando debió ratificarse a fines de 2013.
La situación, incluso, siembra dudas sobre lo que resta percibir correspondiente al Proviar I, que entregó hasta U$S 4 mil por productor y por hectárea para tecnificar las fincas y U$S 2 mil por bodega integrada a viñateros. Si bien los responsables remarcan que el grueso fue ejecutado, quedan casi U$S 2 millones pendientes.
Para entender el tenor del retraso, el esquema de aprobación por parte de la entidad financiera sigue 3 pasos, que comienzan con la priorización, etapa en la que la Nación coordina con el BID un plan trienal de proyectos seleccionados, y se fijan montos y cupos. Pero recién con la primera misión técnica para evaluar el proyecto podría llegar a la mesa del directorio.
Entre tanto, en el frente interno el fallo de la Corte provincial que impide el endeudamiento se haría sentir en la oferta de crédito para la industria. Según el ministro de Agroindustria, Marcelo Barg, frena la capitalización del Fondo de Transformación por $400 millones y complicaría el fideicomiso con el que se preveía salir a comprar vino, además del subsidio para sacar del mercado 100 millones de litros.
Sin cabida para 2015-2018
“Hoy la etapa dos está en discusión: primero fue el conflicto con Repsol, luego el no acuerdo con el Club de París, y también el litigio con el Ciadi. Ahora esperamos que con la resolución de la Corte estadounidense nos lleven a buen puerto las negociaciones con los bonistas”, considera Enrique Morganti, coordinador ejecutivo.
Entre el pasado reciente y el porvenir, Morganti admite que “hay expectativa por una definición y estamos tratando de reencauzar el ritmo con el Ministerio de Economía, pero hay varios meses de demora a raíz de los ruidos que se han generado. Y habrá que esperar al menos un año para poder ponerlo en marcha”.
De hecho, Morganti reconoció que Proviar no está priorizado aún para 2015-2018, lo cual implica demorar “una demanda insatisfecha de 2 mil productores que no pudieron integrarse con el Proviar I porque se agotaron los fondos”. Además del propósito inicial de equipar a las bodegas y solventar el arraigo de jóvenes de hasta 35 años a las unidades productivas. Algo que dependerá de cuál sea el cupo de financiamiento concedido a todos los proyectos presentados por Argentina.
Esto es, si el cupo reconocido por el Banco Interamericano para todos los proyectos priorizados por Argentina se estira a U$S 1.500 millones (depende de que los compromisos se resuelvan y las aguas para el país se calmen), la vitivinicultura podría asegurarse un lugar. Mantener el tope de U$S 800 millones volvería las chances más remotas.
No obstante, Morganti aclara que "igualmente pueden empezar a hacerse gastos a cuenta, siempre que se cuente con la priorización y al menos llegue la primera misión del Banco", lo cual, de restablecerse la confianza, en el mejor de los casos recién podría concretarse a mediados de 2015.
"Ya es sabido que últimamente, en cada negociación de Argentina ante el BID el voto de Estados Unidos no acompaña, con lo cual la aprobación final cuesta mucho", argumenta por su parte el director de Vitivinicultura de la provincia, Daniel Gallardo.
El ejemplo más reciente para la provincia es el financiamiento del programa Mendoza Tecnológica por U$S 50 millones, cuyo visto bueno final salió casi con fórceps: en junio la votación fue 50,6% a favor. Algo que no ayuda a ser optimistas sobre lo que viene.
Gallardo asume que hoy por hoy, el problema para que la Coviar acceda a los fondos esperados no es una cuestión de disponibilidad entre la Provincia y Nación, sino a nivel internacional. “El Gobernador pidió que se priorizara el proyecto, y se va a trabajar para que no se caiga la unidad ejecutora y la contratación de consultores para Proviar, mientras esperamos a ver qué sucede con la ventanilla financiera. Pero la imposibilidad de endeudamiento para la Provincia, las altas tasas y el impacto del problema con los fondos buitres son cosas que complican”, sintetiza el funcionario.