Jugar en la altura es un tema ‘tabú’ para los equipos argentinos. Esta vez le tocará a Boca visitar los 2800 metros sobre el nivel del mar de Quito.
A diferencia de lo que hacen todos los equipos que viajan a la altura, esta vez Boca puso en práctica un plan especial: el plantel no durmió la noche previa en una ciudad sobre el nivel del mar sino que llegó dos días antes a Quito. Algo arriesgado para muchos, y que no hace otra cosa que sumar un nuevo capítulo al tan polémico caso de la altura.
Una polémica de larga data y que revive a pocas horas de un encuentro crucial para Boca. ¿Qué dice la ciencia sobre jugar en la altura y qué métodos emplea la medicina con los deportistas de élite?
¿Qué le ocurre al organismo?
A más de 2.300 metros (y con mayor gravedad a 3.650 metros) los jugadores acostumbrados al llano tienden a sufrir. La presión barométrica es menor, lo que determina una pérdida de capacidad aeróbica del 30 al 34%, según el médico fisiólogo argentino Juan Carlos Massa; notoria desventaja frente a aquellos que están adaptados a jugar en esas condiciones.
Las carreras intensas, piques, saltos, remates, cambios de ritmo y dirección, consumen en el deportista ciertos combustibles cruciales: fosfocreatina (molécula que almacena energía en el músculo), el glucógeno (azúcar depositada en el músculo) y glucosa (azúcar en la sangre). Frente a la intensidad, y al no haber oxígeno en el momento en el que se descompone la glucosa, se produce el ácido láctico. Una acumulación del mismo puede tener efectos negativos en cuanto a rendimiento.
Al perder capacidad de su sistema aeróbico, pierde en todas sus capacidades: tiene menos explosión, fuerza de remate, velocidad y potencia. El lactato (o ácido láctico) le produce agitación, pesadez muscular y empieza a perder coordinación motriz. En lo psicológico pueden volverse menos tolerantes y realizar más faltas. Según el especialista, esto se puede empezar a sentirse a los 5 minutos de juego.
Métodos anti altura
Son tan variados como los organismos humanos. Julio Grados, médico que trabajó con la selección peruana, explicó que no hay preparación absoluta para jugar en campos con mucha altura. "Una de las medidas antes de este tipo de encuentros es preparar al futbolista con mayor rigor y exigencia en el entrenamiento anaeróbico (actividades de ejercicios que apunta más a la resistencia)". Otra medida utilizada es una régimen dietético que se aplica al menos una semana antes del encuentro crucial en altura: la dieta será rica en vitaminas B y C, magnesio, calcio y carbohidratos, "con el fin de acumular glucógeno en el músculo y compensar la falta de oxígeno".
Está también el método de la cámara hipobárica, un método que empleó en más de una ocasión la selección chilena y que pareciera haberle resultado. El sistema lo usan deportistas que quieren conocer cómo será su respuesta ante menor cantidad de oxígeno en el aire. Lo empleó el Chile de Bielsa y el de Borghi y, esto es interesante, consiguieron ganar por 2-0 en sus visitas a La Paz, Bolivia.
Lo ideal sería adaptarse 35 o 40 días. Pero es imposible al jugarse fechas de torneos y copas. Lo más recomendable es llegar 6 horas antes, coinciden Grados y Massa. Esto evitaría el mal de altura o soroche (mareos, náuseas, malestar estomacal, debilidad y deshidratación), pero sin embargo, no reduce los efectos de desgaste físico descritos anteriormente.
Una táctica adecuada
Futbolistas y técnicos deben conocer los efectos limitantes de la altura para estar en mejores condiciones de llevar una mejor propuesta táctico-estratégica. De ahí se desliza que proponer un partido con un menor desgaste físico y mayor eficacia es lo más recomendable. No hacer pressing lejos del área, bajar el ritmo de juego, demorarlo, colocar menos atacantes y pases al pie para evitar las carreras largas.
Un equipo que de local siempre liga
Liga de Quito suele hacer del estadio Casa Blanca una verdadera fortaleza. No por nada es el único equipo ecuatoriano en haber ganado una Copa, fue en 2008, de la mano de Edgardo Bauza y lo hizo con buen juego, versatilidad, pero también sacando máximo provecho de los 2850 metros de altitud.
En esta edición de la competencia internacional la mano viene parecida: 4 jugados y todos triunfos. En el debut, en marzo, le ganó con autoridad a Peñarol de Montevideo por 2-0, luego sacó adelante un duelo complejo contra Flamengo, en el que empezó perdiendo pero se terminó imponiendo 2-1, y en la tercera fecha selló la clasificación con un 4-0 inapelable ante San José de Bolivia. En octavos de final abrió la eliminatoria contra Olimpia de Paraguay con un 3-1 en la altura, que le permitió ir con algo de oxígeno a la definición en Asunción.
¿Será el de Gustavo Alfaro el primer equipo que no cae derrotado en la Casa Blanca?
Una llave que abre otro clásico
Boca busca dar el primer paso hacia las semifinales de la Libertadores, cuando visite a Liga de Quito, en el choque de ida de los cuartos de final. Aun con las dificultades que representa este cruce con el equipo ecuatoriano, campeón de la Libertadores en 2008 (de la mano del "Patón" Edgardo Bauza), es inevitable para Boca ir pensando en el horizonte de las semis, donde lo espera un eventual cruce con River.
Para el partido de hoy, Alfaro analiza prescindir del italiano Daniele de Rossi y hacer dos modificaciones respecto de la formación que eliminó en octavos a Paranaense de Brasil: Lisandro López entrará en la defensa por Junior Alonso y Eduardo Salvio, lo haría por Nahitán Nández, ahora en Cagliari de Italia.
El plantel de Boca regresará desde Quito a Buenos Aires no bien termine el partido, también en vuelo charter. El domingo, el xeneize visita a Banfield (a las 20) por la cuarta fecha de la Superliga, seguramente con un equipo conformado por suplentes, ya que el miércoles 28 definirá en la Bombonera el pase a semifinales de la Copa.
Liga, que cuenta con el arquero mendocino Adrián Gabbarini (ex Independiente, está en duda por una lesión en la pierna izquierda), tendrá las bajas obligadas de Jhojan Julio y Edison Realpe, expulsados con Olimpia.