En un robo perpetrado el sábado en una empacadora de Guaymallén, delincuentes se llevaron más de 70 mil pesos en efectivo y unos 700 mil en cheques.
Lo más llamativo del atraco fue que, como los ladrones no pudieron abrir la caja fuerte, la cargaron a una camioneta y se la llevaron. Además agredieron fuertemente al sereno.
"Fue alguien conocedor del lugar", opinó Américo Pontoni, uno de los dueños de la empacadora de verduras (que lleva su apellido) al comenzar a contar cómo sucedió el atraco.
Según el propietario, a las 4.30 del sábado un sujeto llegó a la empresa, ubicada sobre carril Costa de Araujo de Los Corralitos y llamó a través del portón a Juan Arias, el sereno del lugar. A esa hora hacía frío y la lluvia había convertido en barro buena parte del suelo de la empacadora, cuyo terreno supera las cuatro hectáreas.
El desconocido preguntó por un empleado que trabaja en administración pero Juan ni siquiera alcanzó a responderle que su compañero se había retirado hacía varias horas: cuando había caminado apenas unos metros, notó que detrás de él estaban parados otros cuatro hombres encapuchados que comenzaron a golpearlo y a preguntarle dónde guardaban el dinero.
Juan contó que recibió en la cabeza varios golpes de puño y otros tantos con la culata de un revólver. Luego fue amarrado a un camión con alambres mientras uno de los delincuentes le gatillaba en la cabeza.
A buscar la caja
Una vez que los sujetos lograron deshacerse del sereno, fueron hasta las oficinas.
Primero intentaron romper (en vano) los barrotes de una ventana que da a los escritorios pero apenas si pudieron doblarlos unos pocos centímetros.
Al fracasar este intento, ejecutaron el plan "B", que fue más efectivo y rápido. Con las suelas llenas de barro treparon y saltaron una pared que da a un patio interno, contiguo a las oficinas.
Una vez allí, comenzaron a patear la puerta que servía de ingreso a los despachos hasta que lograron partirla por la mitad. Por el barro, tanto en la pared como en las maderas rotas quedaron las huellas de los ladrones.
A sabiendas de que tenían la situación controlada, los sujetos comenzaron a revolver todas las oficinas en busca de dinero y de la llave que abriera la caja fuerte. Durante la búsqueda hallaron 20 mil pesos que estaban guardados en un cajón, pero nunca encontraron la llave de la caja, a la que incluso quisieron abrir con cuchillos.
"Entonces, estacionaron la camioneta en la que venían enfrente de la oficina, rompieron la puerta y cargaron la caja fuerte", comentó Pontoni.
La caja mide unos 90 centímetros de ancho por 170 de largo y pesa alrededor de 250 kilos. Debido a estas dimensiones, hacía unos 15 años que ocupaba el mismo lugar en la oficina de Pontoni. Por el uso, ya no abría con clave numérica sino sólo con una llave, que los ladrones no lograron encontrar.
Adentro de la caja había otros 50 mil pesos en efectivo, chequeras en blanco (ya firmadas) y cheques por un monto de más de 700 mil pesos, que ya fueron denunciados como robados.
"Los cheques son nuestra mayor preocupación", se sinceró Pontoni. Es que, aunque ya realizaron la denuncia aún están en circulación y podrían ir a parar a manos de algún desprevenido que los reciba sin saber su origen. En la caja había libros contables, escrituras y documentación.
Según algunos testigos, los ladrones se escaparon en una camioneta Ford Ranger de color gris.
Recién a las 6.30, el sereno fue encontrado por uno de sus compañeros cuando llegaba a trabajar. Se había logrado soltar y esconder: estaba herido, asustado y con mucho frío.
Investiga la Oficina Fiscal 8.
