La histórica ola de frío glacial que azota a Estados Unidos desde Minnesota (norte) hasta Georgia (sureste) volvió ayer con ímpetu renovado a la costa este del país, donde Nueva York registró un récord de baja temperatura en 118 años para un 7 de enero.
Varios estados decretaron medidas excepcionales y el caos continuaba en el tráfico aéreo, con más de 2.400 vuelos anulados el martes, luego de los 4.108 del lunes, según el sitio especializado Flightaware.com.
"Una muy glacial masa de aire ártico continuará provocando temperaturas bajas y vientos gélidos peligrosos, y en algunos casos riesgosos para la vida, a partes del centro y el este de Estados Unidos", indicó en su último parte el Servicio Meteorológico Nacional (NWS, según sus siglas en inglés).
Si el lunes fue sobre todo el centro y norte del país que sufrió el frío, con un récord de -37º Celsius en Embarras (una localidad de Minnesota, no lejos de la frontera con Canadá), la ola polar pegó duro desde ayer temprano en la costa este, que había tenido un respiro de dos días.
El Central Park de Nueva York registró -15,5ºC a las 7.58 locales (9.58 argentina), un récord de frío para un 7 de enero desde los -14,4ºC de 1896, según cifras del NWS. El récord absoluto de frío para Central Park es de -26,1ºC el 9 de febrero de 1934.
En Filadelfia (Pensilvania, este) se registró una mínima de -15,5ºC, batiendo el anterior récord de -13,8º que databa de 1988. En Baltimore (Maryland), la temperatura cayó a -16,1ºC, por debajo de los 13,3º que se habían registrado el 7 de enero de 1988.
Incluso el sur del país, acostumbrado a un clima más apacible, también sufría el fenómeno: en Atlanta (Georgia, sureste), ayer fue el 7 de enero más frío desde que se mide la temperatura, con -14,4ºC, frente a los -12,2ºC de la misma fecha en 1970, según el NWS.
La situación debería mejorar a partir de hoy, cuando las temperaturas "comiencen a moderarse", indicó el NWS.
La sensación térmica y la caída de nieve y granizo provocaron la muerte de una quincena de personas desde el jueves pasado en el centro, norte y este del país.
En Chicago (norte), cuatro hombres de entre 48 y 63 años murieron aparentemente de ataques cardíacos durante el fin de semana mientras retiraban nieve con pala, según el diario Chicago Tribune.
La paralización del tránsito aéreo seguía siendo una pesadilla para muchos estadounidenses que no consiguieron llegar a sus casas tras las vacaciones de fin de año.
El aeropuerto O'Hara de Chicago era el más afectado con cerca de 800 cancelaciones el martes. Desde el jueves pasado, cuando comenzó la ola de frío, hubo en total más de 18.000 anulaciones en todo el país.
En el centro de Louisville, Kentucky, donde la sensación térmica descendió el lunes a -30 grados C, John Tyler se reunió con amigos en un McDonald's. Tyler, que se describe a sí mismo como una persona sin hogar, pasó la noche dormido en la calle.
Vestido con una sudadera, dos abrigos y una gorra negra de lana, dijo que no hay forma de prepararse adecuadamente para este tipo de frío. "¿Cómo le estamos haciendo frente? No puedes hacerle frente", afirmó. "No hay forma en que puedas hacerle frente".
Por el momento no hubo pedidos de ayuda federal de parte de los estados concernidos, pero el presidente Barack Obama "es consciente del inclemente clima que han estado experimentados partes del país", dijo un vocero de la Casa Blanca, Jay Carney.
"Instamos a la gente a permanecer a salvo y seguir las indicaciones de los responsables locales. Si ellos dicen que no utilicen las carreteras, eviten viajar salvo que se trate de una emergencia", recordó.
Un total de 500 miembros de la Guardia Nacional fueron movilizados en Indiana, Illinois y Nueva York para ayudar a la población a enfrentar la ola de frío, señalo un responsable del Pentágono.
En Minneapolis, el diario Star Tribune destacaba que la vida pasaba en "cámara lenta" y advertía que a una temperatura de -30, "la sensación térmica y el frío congelan la piel expuesta en cinco minutos".
En ciertos municipios de Milwaukee, se pidió a los empleados municipales considerados no esenciales que se quedasen en sus casas y la Policía patrullaba para trasladar a los sin techo a refugios.
Chicago fue una de las tantas ciudades en la que se aconsejó a los padres no enviar a los niños a la escuela. "Debemos hacer frente a una peligrosa combinación de temperaturas muy bajas, escarcha y ventisca", subrayó Pat Quinn, gobernador de Illinois que declaró el estado de emergencia.