El vicepresidente y candidato a la reelección, Joe Biden, cumplió el jueves a la noche con los objetivos de su partido y reanimó la contienda hacia la Casa Blanca, al plantear un debate agresivo y dinámico contra su rival republicano, Paul Ryan, quien a pesar de las repetidas críticas y ataques, logró salir airoso del encuentro.
Con el peso a cuestas de la poco lúcida actuación en el primer debate presidencial del candidato a la reelección, Barack Obama, Biden superó satisfactoriamente la prueba de acorralar al rival republicano y poner sobre la mesa todas las críticas y ataques contra la fórmula opositora que encabeza Mitt Romney y que el actual líder de la Casa Blanca no había realizado.
Favorecido por comenzar el debate hablando sobre temas de política internacional, el ex presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado tomó el control del debate desde el primer momento para mantenerlo durante el resto de los 90 minutos del encuentro que tuvo lugar en el Centre College de Danville, Kentucky.
Con Ryan sentado a su costado izquierdo, el actual vicepresidente utilizó todas las herramientas que le brindaron las casi cuatro décadas en la vida política y los más de 20 debates en los que participó, para no permitir que su rival se luciera. Por su parte, Ryan, joven presidente del poderoso Comité de Presupuesto de la Cámara Baja, tuvo un debut a la altura de las circunstancias.
