Entre la multitud de más de siete cuadras que copó el centro de Mendoza el miércoles para decir basta a la violencia de género, ellos estuvieron presentes.
De la mano de sus papás, abuelas y tías, subidos en cochecitos y hasta acomodados sobre los hombros de los grandes, hubo bebés, niños y niñas que grabaron en su recuerdo las primeras imágenes de un proceso social complejo, que exige sembrar conciencia desde lo más profundo: la familia.
Acompañados de los adultos que presenciaron la movilización que reunió a más de 6 mil personas, algunos llevaron pañuelos morados como símbolo del luto, mientras que los que ya saben hablar también gritaron “¡Justicia!” y hasta llevaron inscripciones que rezaban “Ni una menos” en sus pechos.
“Creo que concientizar a los niños es fundamental para lograr un verdadero cambio”, dijo a Los Andes Romina Jofré (25), de Las Heras. La joven presenció la masiva movilización junto a su mamá, su hermana y su pequeña de 1 año. Quienes trabajan en materia de infancia desde distintas disciplinas aseguran que la decisión de Romina fue correcta.
La psicopedagoga Mónica Coronado cuenta con más de 25 años de trayectoria. Desde su experiencia, dice que tomar actitudes activas frente a la problemática de la violencia de género contribuye a forjar un cambio de mentalidad que debe darse en el proceso de crianza de los hijos.
La especialista explica que es importante enseñar a los niños y niñas a ser personas libres e independientes, capaces de hacer valer sus derechos.
“Los niños guardan un registro de todo lo vivido”, detalla Coronado, y ejemplifica con situaciones cotidianas la manera más adecuada para prevenir la violencia de género desde la infancia.
Ocurre que es justamente en el plano simbólico donde se entrelazan las ideas y formas de concebir roles y establecer vínculos. Allí, incluso, los estereotipos pueden reforzarse o bien diluirse para dar lugar a pensamientos y modos de relacionarse más equitativos, desligados de cualquier forma de violencia. El respeto, el trato amoroso y el ejemplo que los adultos transmitan a cada paso, deberán ser los pilares que cimentarán los valores esenciales.
El fin de los estereotipos
Una manera de romper con los modelos rígidos que están siendo cuestionados -detalla la especialista- es enseñar a los más chicos de la casa, por ejemplo, que no hay tareas domésticas para niñas y varones. Que si en la familia hay un vehículo, éste puede ser usado tanto por los varones como por las mujeres de la casa.
“Si yo enseño a mi hija que lo correcto es que ella ponga la mesa y lave los platos después de comer mientras su hermano está tirado en el sillón viendo tele, le estoy naturalizando que en el futuro esas tareas dependerán sólo de ella. Por su parte, el varón crecerá viendo como normal esa situación”, detalla la profesional, y explica que lo mismo ocurre con otras cuestiones, como el manejo del dinero.
Respeto que se transmite
Para formar a personas conscientes sobre la equidad y el respeto entre hombres y mujeres, agrega Coronado, es primordial que se destierre a la imagen de la mujer como una posesión. Explica que es sano educar a los más pequeños viendo que en el trato cotidiano de sus padres no existe una subordinación de uno respecto del otro, sino que siempre deben estar presente la armonía, la solidaridad y el respeto mutuo.
Si hay cuestiones de las cuales hay que hablar se debe hacer con respeto, siempre buscando el acuerdo entre los integrantes de la pareja desde una comunicación asertiva. Sonia González Herrera, psicóloga y psiquiatra infanto-juvenil, destaca que cuando hay una disparidad de criterios es fundamental que los niños vean que sus padres pueden hablar sin gritar, golpear o insultar.
“El respeto y el diálogo siempre deben estar; el niño o niña debemn saber que se puede pedir perdón y comprender al otro”, explica la especialista y destaca que la cordialidad es determinante también en los casos de separación entre los integrantes de la pareja.
De este modo, los hijos aprenderán que lo correcto es resolver los problemas hablando, nunca golpeando, insultando o denigrando a la otra persona. En ese sentido, González Herrera recomienda evitar hablar mal de otros integrantes de la familia con o frente a los hijos, en tanto las miradas despectivas, las frases descalificadoras y el juzgamiento de uno hacia otro, forman parte de las maneras implícitas de enquistar la violencia en el corazón de los más chicos.
En el mismo sentido, la psicóloga de niños, Verónica García, da cuenta del concepto de simetría protectora para explicar la responsabilidad que tienen los adultos para educar a los niños y niñas a transmitir modos de resolver los conflictos de manera asertiva en todos los ámbitos, incluyendo el escolar. “Hay alguien con poca edad que observa y escucha cómo resolvemos las diferencias en la pareja, con la maestra, con el resto de la familia o bien, con otras madres/padres de compañeritos, manejando en la calle y por supuesto en el modo en que marcamos los límites al niño”, describe García, para resaltar la importancia de los ejemplos entregados por parte de los papás.
El trato que reciban ellos como hijos también es determinante. Por eso, los padres deben velar para que los más pequeños se sientan apreciados, sabiendo que sus gustos e intereses son reconocidos. Deben naturalizar que no está mal que los varones lloren cuando están tristes, que expresen sus sentimientos y que esto no es un símbolo de debilidad.
Las nenas, por su parte, tienen que crecer como seres libres, que pueden explorar y defender sus convicciones. Pero, además, la clave reside en “disfrutar con ellos. Estar más en lugar de pensar en darles siempre cosas materiales es la mejor forma de prevenir la violencia de género”, indica Coronado, que además es subsecretaria de Gestión Educativa de la DGE.
Educar en límites
El consumo exacerbado, que le ha ganado terreno a valores fundamentales potenciando los estereotipos de género, también plantea un desafío para los padres más jóvenes. Ocurre que es justamente en los primeros años de vida cuando se está a tiempo de enseñar a los hijos a “que los seres humanos no son descartables, que no es posible obtener todo lo que se desea al instante”.
En ese sentido, Coronado agrega que depende de los papás educar a sus pequeños de manera que aprendan a tolerar la frustración porque de ese modo podrán soportar cuando no sean correspondidos a nivel de pareja o en la amistad. “Deben saber que sus límites, de hecho, terminan donde comienzan los de los demás”, recuerda la especialista y agrega que a la mujer se la debe respetar por ser persona, no sólo por ser mujer.
Desde el nacimiento y a medida que los hijos crecen, todas estas pautas son factibles de incorporar. Es justamente en los primeros meses de vida cuando el bebé puede comenzar a entender que en lugar de pegarle a su mamá mientras juega, puede acariciarla.
Desde muy chiquitos, explica Coronado, deben incorporar que tanto la mamá como el papá tienen sus necesidades y sus tiempos. “Que el niño disponga de la vida de su mamá no es un modelo saludable”, detalla la profesional. A medida que van logrando autonomía -aprender a caminar es el primer signo de independencia-, los niños y niñas deben empezar a ponerse en el lugar de los demás. Pueden comprender, por ejemplo, que no es posible manejar a las personas a su antojo.
Es clave entonces enseñarles que hay límites, que es posible esperar, siempre con cariño y jamás con golpes, insultos o frases denigrantes. “Eso luego les servirá para construir un vínculo sano al momento de estar en pareja porque no van a buscar formas de tiranizar al otro, como se lo posibilitaron cuando era niño o niña”, concluye Coronado.
Jornadas escolares para concientizar
Con el objetivo de educar a los adolescentes en materia de conciencia de género, la Dirección General de Escuelas (DGE) ha lanzado un plan que permita generar espacios de reflexión. Para ello, destacan desde esta área, el próximo 26 de octubre tendrá lugar la Jornada Nacional de reflexión denominada “Educar en Igualdad: prevención y erradicación de la Violencia de Género”.
La propuesta, que buscará extenderse a todos los establecimientos de la provincia, estará focalizada en lograr que los estudiantes dialoguen respecto de los estereotipos de género. Se trabajarán aspectos como el trato en las relaciones interpersonales, entre otros. A esto se agregarán actividades de construcción colectiva en materia de conciencia ciudadana en homenaje a Johana Chacón, quien se encuentra desaparecida desde setiembre de 2012.
Desde la DGE agregaron que previo a estas actividades, cada institución educativa (excepto las escuelas secundarias que cuenten con representante de Educación Sexual Integral), deberá designar un referente para participar de las capacitaciones que se efectúen, las cuales estarán a cargo de la Dirección de Orientación y Apoyo a las Trayectorias Escolares.