Educación y economía van de la mano - Por Rodolfo Cavagnaro

Los datos de los niveles educativos muestran el riesgo de muchos de ellos y las carencias que puede mostrar la oferta de trabajadores.

Educación y economía van de la mano - Por Rodolfo Cavagnaro
Educación y economía van de la mano - Por Rodolfo Cavagnaro

Varias veces hemos dicho en estas columnas que la medida más estructural que debe tomar la provincia para asegurar el desarrollo económico armónico de toda la sociedad pasa por mejorar en forma drástica la calidad de la educación en todos sus niveles.

Hace pocos días se anunció que una de las empresas más grandes en tecnología informática se instalará en Mendoza, con promesas de trabajo para 900 personas. Directivos de Everis construyen su centro de operaciones en el Polo TIC y calculan que en cinco años pagarán salarios por 75 millones de dólares.

Durante el anuncio, el ministro Martín Kerchner explicó que “la provincia cuenta con el 98% de alfabetización primaria, 80 % secundaria y tres de cada diez mendocinos son egresados universitarios. Con ocho universidades, muchas de ellas con desarrollo en tecnología. Esta formación de base nos da cuadros tecnológicos”.

En realidad, estos datos del ministro no concuerdan con las estadísticas oficiales de la DEIE y mucho menos con las del Indec. La empresa se instaló porque encontró buenas ofertas en el Bono Fiscal y en ciertas políticas que está llevando el gobierno, pero aún no es seguro que pueda completar con mendocinos su demanda de trabajadores, siendo que la empresa se dedica a negocios tecnológicos vinculados con inteligencia artificial, smart-city y big data.

Los datos del ministro son demasiado voluntaristas. El domingo 11 de marzo pasado, Los Andes publicó un trabajo de los periodistas Carla Romanello, Gustavo Guevara y Leonardo Oliva, donde analizan el trabajo de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) elaborado por la   Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE) y la vinculan con la Encuesta Permanente de Hogares del Indec.

En dicha publicación se revela que el 50% de los mendocinos mayores de 20 años no tiene estudios secundarios completos (no el 80% como dijo el ministro). Del trabajo se concluye que hay un 34,7% que terminó la secundaria y que el 13,9% tiene estudios terciarios o universitarios (lejos del 30% anunciado por Kerchner).

Respecto de las universidades, salvo la UNCuyo, que tiene dos unidades académicas vinculadas (la Facultad de Ingeniería y la de Ciencias Agrarias) o la UTN, con alguna carrera también vinculada, en el sector privado hay una universidad dedicada a temas tecnológicos. La mayor parte de la oferta corresponde a carreras humanísticas, habitualmente vinculadas al empleo estatal. Además, la mayor cantidad de egresados son mujeres, lo que debería abrir los ojos de los empresarios a la hora de contratar.

No obstante, hay un dato que no aparece en las encuestas pero es posible cotejar y es que la tasa de mendocinos que no han terminado sus estudios secundarios se corresponde con la tasa de deserción.

Más allá de los problemas que pueda tener la empresa para completar su plantilla con gente local, lo importante es que el 13,8% no tiene instrucción o no tiene primaria completa. Este punto es realmente grave y, casi con seguridad, está vinculado a condiciones de pobreza extrema o indigencia.

El doctor Abel Albino repite hasta el cansancio la importancia de una buena alimentación del niño en los primeros 18 meses de vida para asegurarle buenas condiciones para el aprendizaje en el futuro. Las condiciones de indigencia o pobreza extrema normalmente condenan a los niños nacidos en esos hogares a la desnutrición.

Sociedad condicionada

Las falencias en el sistema educativo son particularmente graves, sobre todo en el sector público. Es que la educación gratuita y obligatoria provista por el Estado es un elemento fundamental para garantizar la igualdad  de oportunidades.

La realidad es que la sociedad necesita una población educada para asegurarle la libertad y el discernimiento, pero a su vez la economía no podrá funcionar sin personas con educación de calidad. Cada día ingresarán al mercado más empresas que usan tecnologías de avanzada y la mayoría de las empresas hoy requieren personas con aptitudes porque incorporan tecnologías para mejorar su productividad.

Si se da este proceso de mejora e inversiones nos encontraremos con un problema muy grave y es la falta de trabajadores aptos para cubrir esas posiciones. Vale recordar que, entre los datos que dimos, el 60% de los trabajadores que están registrados en el sistema formal no tiene estudios secundarios terminados y muchos de los que ha cubierto ese nivel no tienen preparación para afrontar los nuevos tiempos.

Esto plantea un urgente desafío. En principio, el gobierno debe actuar en dos frentes simultáneos. Por una parte, en el área de salud, trabajar en forma intensa para evitar la desnutrición infantil. Además, hay que trabajar en el sistema educativo. La educación primaria es fundamental y hay que capacitar a los docentes para abrirlos a métodos acordes a los tiempos actuales. Es real que los niños deben aprender a “razonar” aprendiendo matemáticas, para lo cual existen sistemas pedagógicos que ayudan a una generación que tiene disparidades. Lo mismo ocurre con Lengua, que les da las herramientas adecuadas para aprender y comunicarse.

Algunos llegan muy estimulados y otros sin estímulos. No se puede pretender que ambos vayan al mismo ritmo, ni demorar a los estimulados. Por otra parte, están en la edad para desatarles la creatividad, aunque les moleste el clima caótico que esto implica.

La escuela secundaria debería ser el gran entrenamiento para lo que les espera. Los chicos manejan redes sociales y sistemas de búsqueda en internet con mucha facilidad. Hay que orientarlos a la búsqueda de datos para ayudarlos a ordenarlos y transformarlos en información.

Esto no puede ser una tarea sólo del gobierno. Deben participar los docentes, porque el aula es un ámbito muy especial donde convergen muchas situaciones y se deben dar herramientas y libertades a los docentes para implementar sistemas.

En un tercer plano, hay que atacar urgentemente el problema de la falta de capacitación de los que tiene trabajo o quieren conseguirlo, y ésta es una tarea que debe liderar el gobierno en asocio con las entidades sindicales y los empresarios. Ya no hay tiempo para tanto conflicto cuando tenemos el riesgo de que muchos trabajadores caigan en la categoría de “inempleables” por falta de calificación.

Si hay algo que no podremos hacer es evitar la modernidad. Por esa razón debemos prepararnos y la educación juega un rol fundamental para que ese ingreso a esta modernidad (que no sabemos muy bien qué es, porque es muy dinámica) no sea traumático. Hay que entrenar a los jóvenes en un pensamiento flexible y creativo, pero los docentes que los entrenen deben estar formados en ese sentido.

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