La educación y los problemas de inseguridad

A la institución educativa se le ha agregado un nuevo problema: el generado por los padres que demoran en ir a retirar los chicos a las escuelas, lo que obliga a los docentes a ampliar su responsabilidad, en algunos casos por varias horas. De allí que se

La educación y los problemas de inseguridad

Si algo le faltaba a la educación es ahora sumar problemas de inseguridad. Algo que es absolutamente ajeno a la institución educativa y de absoluta responsabilidad de los padres, quienes han trasladado esa responsabilidad, a punto tal que la Dirección General de Escuelas se vea ahora ante la necesidad de dictar un reglamento especial para el retiro de los chicos de las escuelas.

Se sabe que una vez que los padres dejan a sus chicos en el colegio, la responsabilidad de su cuidado corre por cuenta de la institución educativa.

De allí que se hayan extremado los cuidados de parte de autoridades y docentes, los que muchas veces se encuentran desamparados ante la actitud asumida por algunos progenitores que no sólo no concientizan a sus hijos sobre el debido respeto hacia las autoridades, sino que suelen incentivarlos para que las enfrenten.

En algunos casos hasta suelen hacer “justicia” por mano propia cuando sus hijos tienen algún tipo de problemas dentro del ámbito educativo.

Esa decisión de priorizar la escuela “inclusiva” a como dé lugar, también provoca problemas en la calidad educativa, porque en el afán por evitar la deserción no suelen cumplirse las metas fijadas para el año en lo que a objetivos se refiere.

El problema va trasladándose, excede el nivel primario, llega al ámbito secundario y los chicos se enfrentan con numerosos problemas cuando deben ingresar a los niveles terciarios y universitarios.

Dentro de los inconvenientes planteados por la escuela inclusiva, debemos sumar ahora los problemas generados por la inseguridad “fuera” del ámbito escolar. Los tiempos han cambiado.

Décadas atrás, los padres solían acompañar a sus hijos durante los primeros días de clases y, una vez que el chico conocía “el camino” para llegar a su casa, los progenitores se desentendían de esa situación.

Pero ahora Mendoza, con el crecimiento poblacional, ha pasado a convertirse en una provincia grande, con todos los inconvenientes que esa situación plantea en lo que a seguridad se refiere. Así entonces, los chicos deben ahora ir acompañados por sus padres tanto para el ingreso como para el egreso, lo que ha obligado también a ampliar aquella responsabilidad del colegio, que excede el horario escolar en razón de que no pueden dejar a los chicos hasta que un mayor los vaya a buscar.

Hubo intentos legislativos por morigerar la situación, como un proyecto que proponía un denominado “camino seguro” a la salida de los colegios, exhortando a que los chicos se dirijan hacia sus casas por los lugares más poblados y las arterias más transitadas, pero no alcanzaron a prosperar porque no constituían una solución de fondo.

Respecto de lo sucedido días pasados, relacionado con el posible secuestro de un alumno en un colegio de Las Heras, será la Justicia la que determine en definitiva lo que realmente sucedió, pero lo que no puede aceptarse es lo que se conoció después, cuando hubo denuncias sobre agresiones, verbales y físicas que han sufrido los docentes.

Resulta interesante la iniciativa, por ahora en proyecto, destinada a evitar los hechos que se repiten sobre la regulación de los horarios en que los padres pueden retirar a sus hijos del colegio. Urge encontrar una solución al problema, que necesitará un análisis profundo y en el que deben ser las propias autoridades escolares, por conocer el problema y porque también resultan afectadas, las que tienen que encontrar el camino adecuado, sobre la base de que los chicos constituyen la prioridad.

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