El sistema educativo argentino no muestra mejoras en la calidad, por el contrario y desde hace años, evidencia una constante pérdida de la misma. Hace más de dos décadas se generaron diferentes programas y proyectos, como lo fue la implementación de la Educación Polimodal. Esta experiencia fallida generó tantos planes de estudio como escuelas habían en nuestro territorio.
Generalmente un programa surge cuando algo falla. Por ejemplo, si se crea un programa de lectura es porque en la escuela no se enseña a leer correctamente; es decir no se logra un adiestramiento de la lectura de corrido y una correcta interpretación de textos y consignas. A la larga, un programa no deja de ser un parche dentro de un sistema más complejo y como en el caso de una bicicleta cuando ya tiene tantos parches, lo que se debe hacer -en lugar de seguir emparchando- es cambiar la cámara.
Nuestro sistema no admite más la prueba-error de otros tiempos que afectó a generaciones enteras. Necesitamos cosas simples y concretas para mejorar la educación. Evaluarlo es el primer paso para determinar puntos débiles y desde allí planificar y proponer soluciones concretas. Estas deben abarcar al menos estos aspectos:
1. Obligatoriedad
Nuestra educación por ley es obligatoria hasta el nivel secundario. Obligación que recae en el Estado pero también en los padres o tutores de mandar a sus hijos a la escuela y de los chicos de estudiar.
El Estado -asumiendo esta obligación- debe saber qué chicos se inscriben año tras año, quiénes abandonan, quiénes se vacunan, etc.
Esto no es una mera estadística, es el diagnóstico necesario para corregir falencias y lograr el cumplimiento efectivo de la obligatoriedad.
Surge así la necesidad de avanzar con la Cédula Escolar Nacional que es un registro de toda la actividad académica y de salud. (Proyecto de ley que resta ser aprobado por los diputados en el Congreso de la Nación).
2) Contenidos
Algunos proponen incrementar materias de aplicación, otros que los alumnos se deben divertir en la escuela. A la escuela se va a enseñar y a aprender y la enseñanza debe adecuarse a los contenidos.
Estos contenidos han sido vaciados en materias de formación y reemplazados por otros espacios. Difícil aprender si no se tienen los conocimientos básicos. Se puede enseñar muchas tecnologías pero sin una adecuada formación en matemáticas, física, química y lengua, entre otros, los chicos se adiestran en el manejo de instrumentos temporales y no de fondo.
Por lo tanto, debemos incrementar la cantidad de materias de formación, que han sido desmanteladas en horas y en contenidos. Más historia, más geografía, más lengua, más matemáticas, más ciencias naturales. El conocimiento básico no cambia, es la constante; lo que cambia es el conocimiento tecnológico y lo hace en forma dinámica. No sabemos qué tecnología se desarrollará en el futuro pero sabemos que con una buena formación básica y científica facilitaremos la forma de entender esas tecnologías, más aún la capacidad de generarlas.
3) Docentes
Debemos recuperar el prestigio de la carrera docente. Como toda profesión debe elegirse por vocación y no como una rápida salida laboral. Recuperar el prestigio docente no se limita a salarios dignos, lo cual es justo, también es la calidad de las instituciones que forman a los docentes. Es necesario transformar los institutos de formación docente porque muchas veces se utilizan con fines políticos y no educativos. Si se mejora la formación docente, se mejora la calidad educativa.
Independientemente de cualquier modificación que se realice, debemos garantizar el derecho de niños, niñas y adolescentes de recibir una educación integral y adecuada, porque el sistema educativo es un servicio de primera necesidad reconocido constitucionalmente.
No puede -bajo ninguna circunstancia- estar sometido a pujas políticas o a otros derechos como el derecho a huelga. Se deben plantear nuevas maneras de resolver conflictos gremiales del sector con los alumnos al margen de esos conflictos.
Todo cambio genera conflictos, hay que estar preparados para ellos y promover un gran acuerdo político para mejorar en forma cualitativa la educación Argentina.
Por supuesto que los otros componentes del sistema como la infraestructura escolar y la doble escolaridad también son importantes, pero los cambios tienen que ser estructurales porque de lo contrario no veremos progresos en la calidad educativa argentina, algo que anhelamos y necesitamos por el bien de nuestro futuro.
Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.