Las declaraciones formuladas por el ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, durante su reciente visita a Mendoza dejaron varios aspectos a considerar. Quedó en claro su preocupación por lo que sucede en el sector y su buena voluntad por solucionar los problemas, pero también dejó interrogantes sobre cómo llevar a la práctica los objetivos buscados.
Si nos atenemos a los hechos debemos señalar que, en estos momentos, la mayor preocupación de la gente pasa por la situación económica y en segundo término por los problemas de inseguridad. Pero tanto antes como ahora, la Educación ocupa en forma permanente un lugar en el podio. No se puede poner en dudas tampoco que las diferentes gestiones gubernamentales no se hayan preocupación por la situación, pero lo cierto y lo concreto es que no se han alcanzado los objetivos buscados.
Con los años hubo modificaciones. Se establecieron distintas metodologías para la forma de calificar, pasando de lo numeral a los objetivos y volver a los números y durante la gestión kirchnerista se multiplicó sustancialmente el presupuesto que el gobierno nacional destinó al tema. Sin embargo, en la intención de priorizar la inclusión de los alumnos en las aulas, como una forma de evitar que el chico esté en la calle, con los peligros que ello conlleva, se dejaron de lado otros aspectos, como la calidad educativa. Y las pruebas PISA determinaron que, en este último aspecto y pese a las inversiones realizadas, hubo un retroceso manifiesto frente a otros países de América Latina.
En cuanto a los problemas de la educación actual, el ministro señaló que es necesario cambiar la formación docente, porque "si seguimos formando a los docentes de la misma manera, la escuela no va a cambiar", destacando que hay "demasiados" institutos de formación. Lo que el funcionario obvió fue que quien fija los contenidos curriculares es el Ministerio de Educación. De todos modos, es uno de los temas que figura en el plan Maestr@, que el presidente Mauricio Macri anunció el año pasado. Lo que sí resulta interesante es que haya puesto nuevamente en discusión la calidad educativa.
El ministro se refirió a la implementación de las salitas de 3, indicando que está demostrado que mejora el rendimiento educativo e iguala oportunidades para niños y niñas, planteando la necesidad de construir el equivalente a 10 mil salas para que estén listas a fines de 2019, adelantando que se están construyendo casi 500 jardines. En otra oportunidad, Bullrich anticipó la intención del gobierno de ampliar a seis la cantidad de horas que los chicos deben estar en el aula. Pero, de qué forma se adaptarán los colegios en los dos turnos (mañana y tarde) y de qué modo se podrá evitar que no queden "atrapados" en horarios nocturnos, mientras por otra parte queda la disyuntiva por conocer qué ocurrirá con los docentes que actualmente cumplen doble turno, en una situación que surge de dos aspectos sustanciales: por un lado, la necesidad económica porque con un sueldo no alcanza y, por el otro, porque no hay maestros para cubrir todas las vacantes.
El plan Maestr@ está lleno de muy buenas intenciones, en muchos de los casos de difícil implementación. Lo que debe entenderse es que, en el plano de la educación, con objetivos a mediano y largo plazo, los programas para lograr los objetivos deben surgir de la clase política en su conjunto, porque ha quedado demostrado que las intenciones individuales de las diferentes gestiones no han dado los resultados esperados.
