Desde el miércoles pasado, el 8 de enero, el teatro porteño Liceo retomó las funciones de una de las obras más taquilleras del año pasado: "Parque Lezama", de Herb Gardner, comedia adaptada y dirigida por el cineasta ganador del Oscar Juan José Campanella.
Estamos hablando por un lado del mayor éxito comercial del dramaturgo Gardner (1934 - 2003) a partir de su estreno en 1984, con el título original "I'm Not Rappaport", que estuvo dos años en cartel y ganó el premio Tony como "mejor obra", convirtiéndose en película en 1996 con los protagónicos de Walter Matthau y Ossie Davis.
Como el mismo Campanella contara durante el estreno en agosto pasado, desde que la vio en New York nunca perdió las ganas de adquirir los derechos para estrenarla en el país.
"Parque Lezama" explora el vínculo entre dos octogenarios de personalidades opuestas y complementarias. Por un lado, Luis Brandoni interpreta a León Schwartz, un viejo militante del Partido Comunista, contestatario e idealista y Eduardo Blanco interpreta al portero Antonio Cardoso, el típico argentino de clase media, irascible, conformista y temeroso de todo aquello que se salga de las normas.
El epicentro de los encuentros entre los protagonistas es un banco en el famoso Parque Lezama, donde además se van cruzando otros personajes como una una chica adicta a las drogas (Carla Quevedo), un marginado que les pide dinero (Gabriel Gallicchio), el presidente de un consorcio (Iván Espeche) y la hija de Schwartz (Marcela Guerty).
"Parque Lezama" es el debut de Campanella en las tablas, con dos actores con los que trabajó tanto en el cine como en la televisión. Recordemos que Brandoni interpretó al cura en la miniserie "El hombre de tu vida" y Eduardo Blanco participó en las ficciones "Vientos de agua", "Luna de Avellaneda", "El hijo de la novia", "El mismo amor, la misma lluvia".
- ¿Cómo ha sido volver a interpretar a Antonio Cardoso por estos días?
Eduardo Blanco: Volvemos con las mejores expectativas. La obra viene muy bien. Cuando uno va a estrenar un espectáculo viene acompañado de dudas, de nerviosos, de incertidumbres, de ansiedades. De no saber cómo va a reaccionar el público. Ya en estos últimos cuatro meses pudimos comprobar que la obra es del gusto de los espectadores y eso para los actores es una tranquilidad.
- ¿Cómo te llegó la propuesta de hacer esta obra?
- Campanella estuvo fascinado siempre con ella, desde que la vio en los 80 en New York. Siempre me decía "algún día tenemos que hacerla". Era una fuerte expresión de deseo. Y hace tres años, durante una cena, Juan José me preguntó: ¿No tenés ganas de que hagamos la obra de Gardner ahora? Y ese fue el puntapié inicial.
- ¿Qué cambios contextuales hizo Campanella con respecto al texto original?
- En principio, los protagonistas del relato de Gardner son un hombre de raza blanca y otro de raza negra. Este creo que es uno de los cambios más llamativos. Los otros están relacionados con algunas referencias históricas que por un lado no son identificables a nosotros, por ejemplo, Juan cambió las referencias de la Guerra de Vietnam por las de la Guerra de Malvinas. Además, está presente la idiosincrasia criolla, por supuesto, muy diferente a la norteamericana.
- ¿Cómo te preparaste para interpretar a un anciano de 81 años?
- Esto obviamente lleva un recorrido. No sucede de un día para otro. Fue un proceso que comenzó a pensarse antes incluso de que se iniciaran los ensayos. A principios del año pasado durante el rodaje de una película que hice en España, Campanella me mandó el libreto y comencé a imaginar y a perfilar el físico de Cardoso. Pero sin darme cuenta, él adquirió muchas cosas de mi abuelo. Inclusive te diría que ya con varias funciones a cuestas, recién ahí me di cuenta que Cardoso se llamaba Antonio, como mi abuelo. Sin embargo, esto ha sido inconscientemente.
- ¿Qué elementos de la puesta pensás conectan los dispositivos de identificación con el espectador? ¿En los opuestos? ¿En las similitudes de los protagonistas?
- Creo que León y Antonio tienen ideas contrapuestas, pero al mismo tiempo complementarias. Pienso que la obra es muy divertida. El público se ríe permanentemente y esa risa va permitiendo también que aparezcan algunos momentos emotivos. La obra también tiene un espacio para la reflexión y la mirada del autor sobre la sociedad en la que vivimos. Además, creo esta es una obra invita a vivir. La vida termina cuando termina la vida, ni un minuto antes. Es como si este relato te pegara una palmada en la espalda.
- ¿Cómo observaste en Campanella el traspaso de director de cine a director de teatro?
- A Juan José lo conozco hace muchos años. Somos amigos además. Él tiene una relación fantástica con los actores. Puede explicarles con mucha facilidad lo que quiere o necesita de ellos. A su vez es muy riguroso y disciplinado para trabajar. Está siempre muy comprometido. Creo que Campanella es un gran contador de cuentos, esté en el género que esté. Por supuesto, sabemos que las escenas en el teatro no salen igual que en el cine. En el teatro de todas maneras no puede decir "¡Corte! ¡Vamos con otra!".
- ¿Cómo estaban de ánimo en el momento del debut?
- Fue fantástico. En el momento del estreno, por una cuestión lógica, uno siente nervios, temores típicos, pero fue tan buena la reacción de la gente que después todo fluyó más relajado. Vivimos cada función, desde el debut hasta la última de diciembre, como una fiesta.
Cuando termine esta temporada en Capital Federal, hay planes de Campanella para ponerla a rodar esta obra por las provincias. De ser así, en 2015, hay altas posibilidades que se vea en Mendoza. "Parque Lezama" puede verse en el teatro Liceo (Rivadavia 1495, Capital Federal), de miércoles a domingos.