La violencia en el fútbol puede manifestarse en forma de confrontaciones verbales, simbólicas y físicas entre jugadores, entrenadores, cuerpos técnicos, dirigentes y, en menor medida, árbitros.
También es muy habitual que se genere entre los aficionados que concurren a ver un partido de fútbol y también, en forma recurrente, por enfrentamientos entre barras.
Los desmanes en los campos de campo del fútbol mendocino, justo es reconocerlo, no son tan frecuentes como sí ocurren en la provincia de Buenos Aires. Pero, por pocos que sean los casos en la jurisdicción local, cuando se producen son suficiente incentivo para poner en riesgo la vida de las personas, a veces involucradas en los desmanes o, en otros, ajenas a los mismos.
En ese contexto, hace pocos días se registró una cobarde agresión de individuos que se identificaban con el club Rodeo del Medio, quienes agredieron a familiares y allegados del club Fray Luis Beltrán, en un partido de la Liga Mendocina de Fútbol, un clásico barrial, podría decirse.
Las crónicas hablan de “minutos de horror”, con golpiza incluida no sólo dentro del estadio, sino también en la zona de vestuarios. El herido de mayor gravedad resultó el entrenador de arqueros, Franco Retamales, quien sufrió traumatismo encefalocraneano.
Así, el fútbol de Mendoza registró otra vez un acontecimiento deplorable debido a la locura de ciertos individuos que concurren a espectáculos públicos y sin ninguna inhibición consuman agresiones violentas y rompen las instalaciones.
El duelo deportivo había sido de mucha actitud por parte de ambos conjuntos. Nadie se imaginaba la reacción de un grupo de inadaptados que irrumpió en el vestuario de visitantes y la emprendió con toda saña contra los integrantes y allegados de la escuadra visitante. Lo que se insinuaba como una jornada deportiva normal, con color y rivalidad entre vecinos, terminó siendo un lamentable capítulo policial.
Con prescindencia de las decisiones que tomará el Tribunal de Disciplina de la Liga Mendocina de Fútbol y del resultado de las actuaciones judiciales que se abrieron, es necesario el mayor de los esfuerzos en todos los sectores para que hechos así desaparezcan o que por lo menos se reduzcan a la mínima expresión.
La anterior oportunidad en que las páginas deportivas se ocuparon de tropelías semejantes fue el pasado 24 de mayo, ocasión en que se suspendió el partido que disputaban Godoy Cruz-San Lorenzo en el estadio Malvinas Argentinas. Un grupo de exaltados de la hinchada local arrojó piedras y otros elementos contundentes al campo de juego.
En la conciencia ciudadana siempre existe el temor de que un intrascendente partido de fútbol pueda terminar surcado por piedrazos, agresiones de puño, arma blanca e inclusive tiros. Reiteramos, no ocurre siempre, pero la posibilidad de que suceda, lamentablemente está latente.
Finalmente, importa referir que la Liga Mendocina de Fútbol está por aplicar un plan para poner fin la violencia, por lo menos en fútbol infantil. Va a organizar un torneo de inferiores que tendrá en cuenta el comportamiento de los adultos para sumar o restar puntos en las tablas de posiciones de los equipos.
Esta nueva experiencia será única en cuanto a su modalidad de clasificación, ya que por primera vez en la historia la conducta de los adultos, padres, hinchas y profes, sumará o restará puntos a los participantes.
El ensayo de este campeonato, del que participarán treinta clubes y 8.000 chicos, será un banco de prueba en la constante lucha para empezar a erradicar la violencia de los campos de juego.
