Aunque muchas veces ocurrió en el pasado, últimamente se observan nobles acciones de grupos de vecinos que están plantando árboles en diferentes lugares del Gran Mendoza, y la acción también se replica en otros departamentos de la provincia, en el Valle de Uco y en el sur provincial.
Es un desempeño de ciertos sectores de la ciudadanía que debe ser ponderado y por todos los medios apoyado porque, como señalan algunos especialistas en la materia, hay preocupación por la disminución, año tras año, de la cobertura forestal en determinadas zonas.
A veces se procede así porque por la necesidad de ejecutar determinadas obras, como la construcción de barrios, la remodelación de plazas o espacios públicos, o ensanchamientos de calles o rutas, se dispone la eliminación de forestales en buen estado vegetativo. Creemos que, en Mendoza, por su condición de provincia semidesértica, debería imperar un esfuerzo muy grande y superador en la defensa del árbol. Sólo erradicarlo cuando no hay otra alternativa o porque el ejemplar ha terminado su ciclo biológico y se convierte en un peligro para la seguridad pública.
Pero, los vecinos de muchas zonas, tanto del área metropolitana como de otros distritos, han podido comprobar en ocasiones que no se tomaron los debidos recaudos para proteger al arbolado.
Asimismo, hemos ponderado cuando se han hecho realidad las necesarias reposiciones de los aliados vegetales.
Para defensores a ultranza del árbol, como el ingeniero agrónomo Arnaldo H. Roatta, egresado de Ciencias Agrarias de la UNCuyo, “el común denominador en las remodelaciones es la falta de respeto absoluta ante el patrimonio de la comunidad que son los árboles y los espacios verdes que fueron ideados para la salud y el bienestar de la población”. Un concepto duro para algunos, ajustado a la realidad para otros.
Por eso, desde estas columnas, valoramos mucho las acciones de plantar ejemplares ejecutadas por particulares. Una de las campañas que tomaron estado público es la que se impulsa bajo el lema “Donar un árbol es donar vida” y que hace unos días implantó un bosquecito autóctono en el barrio Tres Estrellas, de Godoy Cruz. La previsión del grupo es plantar 250 algarrobos, que compraron con el producto de donaciones. Se apoyan en un ingeniero agrónomo, que asesora a los voluntarios a elegir las especies de acuerdo con las características de las zonas donde los implantan.
Otro caso a destacar es el concretado por el municipio de Luján de Cuyo, en el marco de un plan de forestación oficial. En este ejemplo, más de cien vecinos y sus familiares realizaron la plantación de nuevos árboles en el histórico espacio de la antigua estación de trenes, sector que ahora se llama Parque Ferri, un punto estratégico porque se conecta con el Paseo de las Estaciones (en ejecución) y con el Parque Ribera, también en pleno desarrollo, donde hasta hace un par de años atrás estaba el conjunto poblacional conocido como Bajo Luján.
Deben repetirse estas acciones por parte de distintos sectores de la sociedad y dando participación a los niños. Se ganará mucho en el cuidado del medio ambiente, en el combate a la crisis climática y se dará bienestar a las comunidades beneficiadas con la acción descripta.