Una economía con señales negativas

Las señales positivas para la actividad privada son imprescindibles a fin de evitar una mayor caída de la economía, como anticipan los organismos de crédito.

Una economía con señales negativas
Imagen Ilustrativa

El Banco Mundial se sumó a otros organismos internacionales y a los propios diagnósticos de los gobiernos de los países latinoamericanos en prever una mayor caída de la economía en la región por las consecuencias del Covid-19.

“Las condiciones económicas en América latina y en el Caribe han empeorado de manera dramática a raíz de los efectos de la pandemia”, sostuvo la entidad que preside David Malpass.

Según el Banco Mundial, la economía latinoamericana caerá este año 7,2 por ciento, frente al anterior pronóstico que preveía una retracción de 4,6 por ciento.

En ello no sólo están influyendo los efectos de la cuarentena y su impacto en las diversas economías, sino también un deterioro en las condiciones financieras para el acceso al crédito y la refinanciación de deudas, además de una baja en los precios de las materias primas por la recesión global.

El organismo anticipa un descenso para la Argentina de 7,3 por ciento, con una recuperación de 2,1 por ciento en el año de 2021.

Nuestro país y Brasil, por diferentes motivos, tendrán una vuelta al crecimiento de menor expansión que el resto de los países.

En estos casos, influyen los problemas de la deuda en la Argentina y la crisis política en Brasil.

Las proyecciones relevadas por el Banco Central de la Argentina anticipan un panorama más preocupante por la extensión de la pobreza a amplios sectores sociales ante la caída en los ingresos y el aumento de la desocupación.

Estos pronósticos debieran alentar una rápida respuesta del Gobierno nacional a las urgencias económicas que son inminentes, más allá de los planes de salud para atender la explosión de la cuarentena en los barrios populares del Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) y en ciertos sitios específicos de la geografía nacional.

Las incertidumbres generadas por las idas y vueltas en la negociación de la deuda externa, que se extendieron más de 40 días del plazo original, y por la expropiación del grupo agroexportador Vicentin no contribuyen a brindar certezas a productores ni a posibles inversores.

La reacción contraria en los mercados bursátiles a la última medida del gobierno de Alberto Fernández es un indicador de la desconfianza del sector privado al derrotero elegido.

El Estado argentino está en default de hecho y carece de crédito externo, mientras que el Banco Central posee exiguas reservas líquidas para el comercio internacional.

En sintesis, las señales positivas que se requieren para la actividad privada son imprescindibles para evitar una mayor caída de la economía, como anticipan los organismos de crédito.

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