Un nuevo llamado del Papa a la paz en Ucrania

Son importantes las apreciaciones del Papa, ya que en estos diez meses de enfrentamientos en más de una oportunidad desde la comunidad internacional se pidió más énfasis al Vaticano para mediar por la gran influencia moral que posee la Iglesia católica.

Un nuevo llamado del Papa a la paz en Ucrania
El Papa Francisco criticó con dureza la invasión rusa de Ucrania. (AP)

En el tradicional mensaje de Navidad, de cara a una multitud que se congregó en la plaza de San Pedro, el papa Francisco volvió a referirse a la guerra generada por la invasión de Rusia a Ucrania y pidió por la paz. Instó a “acallar las armas” en el marco de una “guerra insensata”. Agregando: “Que nuestra mirada se llene de los rostros de los hermanos y hermanas ucranianos, que viven esta Navidad en la oscuridad, a la intemperie o lejos de sus hogares a causa de la destrucción ocasionada por 10 meses de guerra”.

Obviamente, el Papa también hizo referencia a los otros conflictos bélicos que afectan a distintas regiones del mundo, pero se detuvo principalmente en el que mantiene en tensión permanente a Europa, reconociendo, incluso, las consecuencias económicas y sociales, que derivan de los hechos concretos en territorio ucraniano y de las sanciones que los países occidentales le aplican a Rusia por su unilateral decisión bélica. Y pidió voluntad para involucrarse en la búsqueda de la paz a quienes tienen poder de decisión ejerciendo acciones que puedan descomprimir tensiones y lograr un cese del fuego definitivo.

Son importantes las apreciaciones del Papa, ya que en estos diez meses de enfrentamientos en más de una oportunidad desde la comunidad internacional se pidió más énfasis al Vaticano para mediar. El problema radica en la desconfianza que genera un gobierno como el de Moscú, que no da mayores de buena voluntad para encaminarse hacia el diálogo y, por el contrario, mantiene una situación de ataque permanente sobre sus distintos objetivos en Ucrania, que mayormente afectan a la población civil.

Recientemente, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, viajó a Estados Unidos, donde se entrevistó con el presidente Biden, del que recibió la promesa de continuar con la ayuda necesaria, bélica y estratégica, para que Ucrania siga haciendo frente a la acción de las fuerzas de Putin.

Esto evidencia que el conflicto no tiene una salida a la vista; para nada está encaminada en estos momentos una solución. Las fuerzas rusas fracasaron en su intento de ocupación rápida que en algún momento previeron el presidente Putin y su estado mayor militar.

Las pérdidas materiales y humanas sufridas por Rusia son importantes. Sin embargo, el empecinamiento del líder moscovita acentuó la destrucción de gran parte de la infraestructura edilicia y de servicios ucraniana con sus ataques aéreos sorpresivos y desmedidos. En ese contexto, la población civil atraviesa estas fiestas de fin de año entre lamentos, frío, oscuridad y el desamparo por falta de techo. Esa es la realidad que motivó al jefe de la Iglesia a hacer un nuevo llamado por la paz.

Más allá del lógico respaldo que recibe Ucrania para financiar su estrategia de defensa, es obvio que la comunidad internacional debería intensificar las gestiones para que la paz sea posible en Ucrania. No sólo cabe la urgente solidaridad con el pueblo ucraniano; también se debe evitar que una acción intempestiva rusa multiplique el escenario de destrucción.

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