El Gobierno nacional está entrampado entre un relato que intenta hacernos creer que vivimos una situación económica auspiciosa y la instrumentación de medidas que demuestran un profundo agravamiento de la crisis.
La contradicción entre lo que se dice y lo que se hace genera desconfianza e incertidumbre, dos elementos que devalúan el discurso oficial, con lo cual la crisis se retroalimenta.
El Banco Central prohibió a bancos y a empresas emisoras de tarjetas de crédito financiar pasajes al exterior y todos los gastos conexos que los ciudadanos con domicilio fiscal en Argentina realicen fuera del país.
De este modo, el nuevo cepo al dólar incluye el alojamiento, alquileres de vehículos y cualquier otro servicio turístico contratado en forma directa con el prestador del servicio, o indirecta a través de agencia de viajes o turismo, plataformas web u otros intermediarios.
Lo que nos está diciendo esta resolución es que las reservas del Banco Central no soportarían la presión de unos cuantos miles de argentinos que decidieran veranear un par de semanas de enero en Brasil, Uruguay, Chile o Centroamérica, por mencionar los destinos más frecuentes en esa fecha.
Un Banco Central que informa su imposibilidad de responder a esa demanda ínfima y estacional está diciendo, de manera implícita, que no le falta mucho para que tampoco pueda garantizar las importaciones de insumos necesarios para la producción.
En esa línea interpretativa, cabe concluir que el desequilibrio de nuestra economía se ha agravado y está llegando a un punto de difícil retorno.
Tengamos en cuenta que a este análisis no sólo podemos hacerlo quienes vivimos en el país, sino también los mercados internacionales y sobre todo quienes trabajan en organismos multilaterales de crédito, como el Fondo Monetario Internacional. Porque es lógico conjeturar que la profundización del cepo cambiario repercutirá de manera negativa en las negociaciones en curso con el FMI para refinanciar las fechas y condiciones de pago del préstamo de 2018.
Pues bien, para Gabriela Cerruti, vocera presidencial, ocurre algo muy diferente: la medida del Banco Central, explicó, “es momentánea, es puntual y se refiere a algo absolutamente específico y que tiene que ver con este proceso de crecimiento y de reactivación económica” que “tenemos que cuidar y que tenemos que proteger y que se da en el marco de estar saliendo de la crisis económica de los cuatro años del macrismo”.
Que un funcionario intente hacerle creer a la sociedad que un círculo es cuadrado o rectangular implica la ruptura del principio elemental que debe regir la comunicación, desde el Estado, de las cuestiones públicas y expresa la misma incapacidad de aceptar la realidad que se puso en juego tras las elecciones, cuando proclamaron que al perder habían ganado.
Si estamos saliendo de la crisis, ¿por qué no hay reservas en el Banco Central?
¿Por qué el riesgo país sigue creciendo y las acciones de las empresas argentinas siguen cayendo?
¿Por qué en vez de estimular la oferta de dólares se restringe la demanda?
