El carril a Barrancas es una importante vía de comunicación que conduce al viajero entre el puente sobre el río Mendoza, en Maipú, hasta la ruta provincial 61, en el Este mendocino, y posibilita el acceso a los departamentos de Junín, Rivadavia y zonas aledañas, como podría ser el dique El Carrizal.
Se destruyó hace tiempo por el intenso uso al que fue sometido por camiones o vehículos excedidos en peso de la industria petrolera y de las ripieras ubicadas en la zona.
Lamentablemente no hay a la vista soluciones más o menos inmediatas de reparación de esta importante arteria, que sale en diagonal desde la margen Noroeste del río Mendoza, en dirección al encuentro con otro camino destacado, la ruta 61.
Sobre la muy malograda ruta 14 se ubican fincas donde se cultivan uvas de gran calidad y además hay un conjunto de importantes bodegas.
¿Sólo eso? No, mucho más. Se encuentran por allí establecimientos comerciales e industriales y varias instituciones educacionales, cuyos docentes y alumnos deben usar el camino en cuestión para acceder a las aulas. Además, se ubican barrios.
La malograda ruta es un compendio de baches de todo tipo y partes que están un poco mejor para entrar de inmediato a sectores prácticamente intransitables, donde casi es más conveniente circular por la banquina.
Para los usuarios es una penuria recorrerla a diario por la necesidad de arribar a sus empleos y, para el municipio de Maipú, con jurisdicción sobre el área, significa una postergación total porque el distrito Barrancas es en sí una zona muy interesante de visitar, paisajísticamente hablando.
Las agencias turísticas marcan a Barrancas como una de las zonas a conocer por lo que es hoy y por haber sido, desde tiempos precolombinos, un relevante asentamiento huarpe. En la actualidad, todas las ofertas del distrito compiten por captar el interés de quienes pasean y aspiran a conocer lugares con propuestas y diferentes valores culturales y sociales.
Como se ha señalado en la sección de Los Andes, Lugares Mendocinos, “la zona atravesó distintas etapas productivas, extracción de áridos, petróleo y, desde hace años, una parte del distrito es reconocida por sus viñedos y cultivos de alta calidad”.
Por eso, el esfuerzo de los mendocinos que viven en esa parte de la geografía departamental, más la inversión que han hecho empresas, tiene que ser acompañado por el Gobierno provincial que, a través de la Dirección Provincial de Vialidad (DPV) deberá iniciar, lo antes posible, la reconstrucción del paquete estructural.
La DPV tiene un proyecto de obra y, por supuesto, no desconocemos que el tema acuciante es la falta de disponibilidad de partidas para ejecutar el tan requerido emprendimiento que, por su envergadura, requeriría de apoyos crediticos de organismos mundiales de crédito, justo un capítulo donde la provincia y el país no tienen hoy las puertas abiertas.
El año próximo deben iniciarse los procesos licitatorios y luego las obras que remedien la postergación comentada. Mientras tanto, no estaría mal preparar las condiciones para que los usuarios de las plataformas petroleras y de los sitios de extracción de ripio, adecuen pesos y medidas de sus transportes a los requerimientos de un futuro camino con diversos destinos y usos y que ninguna de esas explotaciones sea la causa de su destrucción, como ocurrió ahora.