La primera dama de Ucrania, Olena Zelennska, reclamó ante los asistentes al Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, ejercer una mayor influencia en el mundo para frenar la invasión rusa a su país, desencadenante de una guerra próxima a cumplir un año.
La visita de la esposa del presidente Volodymyr Zelensky a uno de los más importantes eventos económicos en el mundo se produjo en momentos en los que su país hace enormes esfuerzos para seguir fortaleciendo su equipamiento bélico, agobiado por la persistencia de la agresión rusa.
Gobernantes y directivos de empresas tomaron nota de las advertencias provenientes de un país que no sólo pretende recibir más ayuda, sino que, además, insiste con la posibilidad de que el conflicto bélico se extienda más allá de sus fronteras.
Esta inusual intervención de Olena Zelennska coincide con los esfuerzos que realiza su esposo, el presidente ucraniano, para conseguir más armamento extranjero. No hace mucho, en una reunión en Estados Unidos, Zelensky recibió la promesa en esa línea del presidente Joe Biden. aunque hace un par de días en la OTAN no se pusieron de acuerdo sobre el envío de tanques alemanes.
Los dichos de la primera dama al calificado auditorio de Davos fueron contundentes: “Lo que ustedes tienen en común es que son verdaderamente influyentes. Pero hay algo que los separa: que no todos ejercen esa influencia o que, a veces, lo hacen de una manera que los separa aún más”. Y acotó: “Todos estamos convencidos interiormente de que no existe un problema global que la humanidad no pueda resolver”.
Zelennska, que dijo públicamente sentirse incómoda por tener que estar presente en un ámbito tan lujoso mientras en su país gran parte de la población se ilumina con una vela, claramente aludió a las malas consecuencias económicas ya instaladas en el mundo. Toda recuperación puede resultar sólo temporal en medio de una acción bélica declarada a las puertas de Occidente.
En ese contexto, cabe recordar que persiste la destrucción de gran parte de la infraestructura edilicia y de servicios ucraniana como consecuencia de los ataques aéreos sorpresivos y desmedidos por parte de Rusia. Y ese escenario es trasladable, también, a las zonas rurales de aquel país, prósperas hasta el comienzo de esta infame ofensiva y ahora convertidas en tierra arrasada y minada.
Es pertinente reiterar lo ya señalado desde este mismo espacio. Es evidente que no se observa para el conflicto una salida viable en lo inmediato. Si bien las fuerzas militares rusas fracasaron en su intento de ocupación rápida inicial y hubo en dichas filas importantes pérdidas humanas y materiales, el país agresor no mide tiempos y mantiene su estrategia ofensiva, que es incalculable en virtud de su potencial bélico destructivo.
Más allá del lógico respaldo que recibe Ucrania para financiar su estrategia de defensa, es obvio que la comunidad internacional debería intensificar las gestiones para que la paz sea posible.
En ese aspecto, debe recordarse que, con motivo de la Navidad, el papa Francisco también pidió recientemente por la paz en territorio ucraniano, reclamando a quienes tienen poder de decisión ejercer acciones que puedan conducir a un cese del fuego definitivo.