Recursos que las universidades necesitaban

Cabe celebrar que el vínculo entre el nuevo gobierno y las universidades estatales se haya recompuesto a través del envío de un presupuesto acorde con sus necesidades y con el compromiso de optimizar dichos fondos pensando, primordialmente, en la función académica que siempre debe primar.

UNCuyo, Universidad Nacional de Cuyo.
Facultad de Derecho

Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
UNCuyo, Universidad Nacional de Cuyo. Facultad de Derecho Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

Las universidades nacionales consiguieron fondos que pedían para asegurar su funcionamiento. Una noticia relevante luego de muchos reclamos. La Nación les hizo extensivo a las instituciones universitarias el 270% de incremento que ya había dispuesto para la Universidad de Buenos Aires (UBA) tras la masiva marcha en defensa de la enseñanza universitaria pública del 23 de abril.

De acuerdo con lo expresado desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), con el acuerdo logrado se garantiza el pleno funcionamiento universitario para el segundo cuatrimestre del año. Por otra parte, entre las autoridades de Educación de la Nación y los directivos universitarios decidieron priorizar las obras que están avanzadas, especialmente en lo que se refiere a la puesta a punto de aulas y otros lugares indispensables para el normal desarrollo de las clases.

Otro aspecto interesante acordado fue la utilización de los mecanismos existentes “para profundizar la transparencia de los fondos que se transfieren a las instituciones universitarias y el debido cumplimiento de la rendición de dichos gastos”, según se indicó. Esto es importante, ya que se vincula con la necesaria auditoría sobre el manejo de recursos cuyos usos puedan ser cuestionados. A las universidades no les pueden faltar medios económicos, pero éstos, obviamente, deben ser utilizados para la función académica que sustenta el funcionamiento.

Como se ha señalado desde este espacio con anterioridad, las autoridades nacionales cuentan con una gran oportunidad para asegurar que las actividades universitarias se lleven a cabo priorizando con plenitud lo académico, asegurando, obviamente, la pluralidad de ideas, pero sin incidir desde lo político e ideológico la decisión del alumnado. Para ello, el apoyo oficial a la actividad universitaria debe ser irrestricto.

En el recordado documento universitario con motivo de la masiva protesta mencionada, consensuado entre los rectores de todo el país, se planteó con claridad la crisis que afrontan, que escapa a toda orientación partidaria. Por ello, en esa línea el Poder Ejecutivo abrió el diálogo con las autoridades universitarias para encaminar el necesario diálogo.

El nivel académico en la Argentina ha sido tradicionalmente muy destacado. En dicho contexto es de destacar que recientemente la Universidad de Buenos Aires volvió a tener una ubicación privilegiada en el campo internacional al ser reconocida como la mejor casa de estudios de América Latina y número 71 a nivel mundial. Esta ubicación se la otorgó el ranking QS World University. Volvió a un lugar que había ocupado recientemente durante ocho años. Había sido superada el año pasado por las universidades de Sao Paulo y la Autónoma de México.

Lo de la UBA es emblemático y en la misma línea se destacan casas de altos estudios ubicadas en otros puntos de la Argentina. Un claro ejemplo se da en nuestra provincia, donde la Universidad Nacional de Cuyo reluce por un prestigio consolidado en su ya extensa trayectoria.

Por todos estos aspectos, cabe celebrar que el vínculo entre el nuevo gobierno y las universidades estatales se haya recompuesto a través del envío de un presupuesto acorde con sus necesidades y con el compromiso de optimizar dichos fondos pensando, primordialmente, en la función académica que siempre debe primar.

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