Qué hacer con los vehículos viejos que circulan

La Policía Vial de Mendoza enfrenta un serio problema: qué hacer con los vehículos de antiguo modelo, con puntos débiles de seguridad y que están circulando…Son un peligro, pero esos vehículos conforman la posibilidad de trabajar de muchos hogares.

Qué hacer con los vehículos viejos que circulan
Los autos viejos han protagonizado accidentes en Mendoza. Imagen ilustrativa / Archivo Los Andes

La siniestralidad vial en el área de Mendoza se mantiene con índices que preocupan; todos desearíamos que fueran muchos más bajos. Al mantenerse valores altos en el número de colisiones y vuelcos, también cobran incidencia los muertos que se producen en los mismos hechos y los que ocurren tras los incidentes.

Las autoridades provinciales procuran controlar esta grave ‘pandemia’ de los percances de tránsito en calles y rutas.

Dentro del cuadro general de recomendaciones que se formulan y del acatamiento de la ley vial en vigencia, un tema que preocupa es el alto número de vehículos antiguos que circulan por las vías de comunicación locales. No nos referimos al desplazamiento de vehículos clásicos, producto del hobby o la pasión de coleccionistas de unidades antiguas, que hay varios en Mendoza, porque esos coches, en general, se encuentran en perfecto estado de circulación.

Ponemos el foco en las unidades que utilizan determinados grupos de la población para trabajar y realizar tareas que les permiten obtener el sustento para sus hogares. Hasta ahí todo bien. Lo lamentable es que esos vehículos, en ocasiones, presentan sus carrocerías dañadas, no poseen todas las luces de seguridad, carecen de paragolpes o de guardabarros o los tienen en mal estado al igual que los neumáticos.

Ese parque automotor no será inspeccionado por las verificaciones técnicas que se han impuesto, porque técnicamente por los modelos de fabricación, ya no deberían estar en movimiento.

Cada lector tendrá su experiencia de cruzarse en la vía pública con unidades como las relatadas, pero que conforman una realidad que no se puede ocultar.

Una actitud drástica sería proceder como hacen en otros países, en los que no importa el año de fabricación del automotor, pero si circula con ópticas rotas o está chocado o no presenta los elementos esenciales, directamente es retenido y multado y luego de un tiempo que puede ser un mes, el rodado en cuestión es enviado a desguace.

Pero, como señalábamos, existe la cruda realidad de que ese medio de traslado es la herramienta de trabajo de muchos hogares, y habría que proceder combinando acciones, aunque necesariamente en el corto plazo.

El Estado, con la colaboración también de los ciudadanos, debería buscar una solución definitiva al grave problema. Una alternativa, aunque podría haber otras, sería que cada vez que un control vial intercepte a una de estas unidades, sus titulares sean conminados a las reparaciones necesarias y básicas para volver a desplazarse. Después, el usuario ya no podrá alegar que no fue advertido.

En algunos casos, claro, no habrá más remedio que interrumpir la circulación y secuestrar los dominios por el peligro que ello implicaría.

En una palabra, no se trata de coartar la posibilidad de acceder a un salario diario a cientos de cuentapropistas o trabajadores informales que circulan por nuestras calles, en la modalidad de albañiles, vendedores de productos alimenticios, fleteros y otros rubros.

La mayoría vive el día a día… deben ser ayudados a salir de la encerrona que significa circular en un vehículo que es un peligro para el resto de los ciudadanos y para ellos mismos y sus acompañantes.

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