La organización internacional World Habitat (Hábitat Mundial), es una entidad basada en el Reino Unido, que proporciona viviendas accesibles y de buena calidad a personas de bajos ingresos de diferentes partes del mundo.
Esta institución acaba otorgar una distinción a la Red Universitaria de Cátedras de Viviendas (Ulacav), que tiene estrecha vinculación con Mendoza ya que nació en nuestra provincia en 1994, con la participación de docentes universitarios y arquitectos locales.
La citada World Habitat seleccionó diversos proyectos que brindan soluciones habitacionales a personas vulnerables, bajo la denominación Premios Mundiales del Hábitat 2023.
Los premios, organizados por World Habitat en asocio con ONU-Hábitat, son los reconocimientos más importantes del mundo en este rubro, y los ganadores reciben 10.000 libras esterlinas y la oportunidad de desarrollo internacional.
El primer galardón (de oro) fue para Homes for Good (Hogares para siempre), de Glasgow (Escocia).
También se repartieron dos premios de plata y seis de bronce.
Entre los galardones de este último ítem, figuró una entidad latinoamericana, con estrecha vinculación con Mendoza, la Red Universitaria de Cátedras de Vivienda (Ulacav).
De la mano de docentes universitarios y arquitectos del medio, tuvo surgimiento en abril de 1994, cuando las facultades de Arquitectura de la Universidad de Mendoza (UM) y de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo convocaron a cátedras vinculadas a temáticas de hábitat y vivienda, constituyéndose la red académica que se conoce como Ulacav.
Debe citarse, y el tema interesa sobremanera a la red y a los gobiernos de la región, que, en América Latina, hay 120 millones de personas que viven en asentamientos informales o en condiciones inadecuadas.
Esto convierte a la desigualdad habitacional en uno de los problemas sociales más acuciantes del área.
Casas inadecuadas representan una barrera para acceder a muchos otros derechos, como el de seguridad, trabajo, educación y salud.
Los informes oficiales citan que 70% de las casas existentes en la región se construyeron mediante “producción social del hábitat”, por ejemplo, a través de iniciativas individuales o comunitarias para crear, mejorar y administrar el propio entorno habitacional. A pesar de este aspecto, se critica que la formación académica que se ofrece a profesionales como arquitectos, ingenieros y planificadores urbanos, no considera el papel de las comunidades en el desarrollo de viviendas.
Por eso la trascendencia de la Red Ulacav, que ha conformado un entramado de 12 profesores eméritos y 65 cátedras universitarias que, desde mediados de los noventa, trabaja para reformular el horizonte académico a través de capacitaciones, investigaciones y proyectos comunitarios que promueven la participación ciudadana y un enfoque basado en los derechos humanos para la planificación urbana.
Los miembros de la red también trabajan con movimientos sociales, grupos activistas y organismos gubernamentales para influenciar las políticas locales y nacionales en los siete países en los que Ulacav está activa.
Entre los años 2017 y 2021, los miembros de la red formaron a 14.764 estudiantes, trabajaron en 1.278 comunidades en las que viven 83.200 personas y se asociaron con 490 organizaciones públicas.
No obstante, pese a todos los esfuerzos narrados, los déficits habitacionales en el país son altos y dentro de ese cuadro de la realidad figura Mendoza, provincia que acumula muchos asentamientos precarios donde la vida de las familias se desarrolla con carencias de servicios primarios de infraestructura y muchas dificultades de convivencia.