Aunque nunca serán suficientes las acciones para combatir y evitar la contaminación en nuestro ambiente mendocino, no podemos dejar de reconocer algunos pasos bien dados a favor de la protección del aire, el suelo y el agua.
Vamos al análisis de algunos casos. Parece acertado que el Departamento General de Irrigación (DGI) acordara, con la Municipalidad de Junín, la entrega de 7.560 kilos de papel en desuso que se acumula en la institución de calles España y Barcala con destino al programa “Junín, punto limpio” y la planta de recolección, reciclaje y elaboración de productos sustentables que tiene ese departamento de la zona Este.
Son papeles que carecen de valor legal, que fueron reducidos a tiras para, de esa forma, ser reciclados y convertidos en útiles escolares, que llevarán a alumnos que los necesiten.
Por otro lado, el mismo municipio confeccionará compuertas de plástico triturado para su futura utilización en canales e hijuelas de la Provincia. La entidad del agua aportará investigación para su funcionalidad y, además, será la que verifique los prototipos propuestos.
El programa “Junín, punto limpio” funciona desde principios de 2012 y consiste en la recolección diferenciada de residuos plásticos y su reutilización mediante productos de uso cotidiano elaborados en la planta de tratamiento de residuos plásticos de la comuna.
El programa ha tenido impacto en la zona por ser Mendoza un territorio desértico, que se irriga a través de cauces de riego en la mayoría de los casos, con grandes taponamientos ocasionados por las botellas.
También se retiran los envases plásticos de la vía pública.
En tanto, en el área del Gran Mendoza, detectamos otras dos intervenciones para favorecer el cuidado ambiental.
En un caso, Los Andes difundió que los alumnos de la escuela Nº 4-174 Joaquín Lavado, del barrio La Favorita, de Capital, monitoreados por una de sus profesoras, fabricaron ladrillos ecológicos a partir del reciclaje de botellas de plástico, que abundan en las calles, espacios descampados y en las acequias.
Los alumnos por ahora aplicarán la técnica en la construcción de una medianera, entre su colegio y un jardín de infantes que funciona en un predio contiguo, pero, además, los estudiantes podrán aplicar la materia prima descripta y los conocimientos, en la elaboración de proyectos individuales, como paredes, medianeras y hasta pequeños refugios o casetas para perros.
Un ejemplo más sobre cómo mejorar nuestra relación con la naturaleza lo puso en práctica el municipio de Luján de Cuyo, al disponer la colocación de seis contenedores RAEE (Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos), en diferentes puntos de la jurisdicción.
La medida es adecuada porque la basura electrónica contiene sustancias peligrosas que, si bien son necesarias para garantizar la funcionalidad de un elemento, son perjudiciales para la salud humana si, una vez que se convierten en residuos, los aparatos no se gestionan y tratan adecuadamente, ya que cuando dejan de usarse se convierten en inservibles y contaminantes para los vecinos que tomen contacto con esos objetos.
