Los argentinos somos llamados una vez más a votar. Como Mendoza unificó su calendario con el nacional, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) de hoy definirán las candidaturas nacionales, provinciales y municipales que competirán en la elección general del próximo 14 de noviembre.
Es la antesala de la definición de lugares en el Congreso, la Legislatura y los concejos departamentales.
También, como siempre lo son las PASO, una especie de gran encuesta para conocer el humor de la población con relación a sus gobernantes.
Pocas veces en casi cuatro décadas de democracia la sociedad argentina en general llega a una fecha electoral en medio de una crisis tan profunda.
Una situación económica con pronóstico reservado deriva en una situación de desempleo, pobreza y marginalidad crecientes.
Obviamente, el contexto de la pandemia agravó el panorama desde comienzos de 2020, pero muchas de las decisiones políticas que se adoptaron en ese marco forman parte de la discusión sobre la situación social que domina.
La mayoría de los sondeos de opinión pública realizados en el país dio cuenta de un elevado y alarmante nivel de indiferencia de la población hacia el proceso electoral que hoy arranca.
Eso conduce a poner en duda qué nivel de adhesión al voto habrá y cómo se canalizará en las urnas ese estado de ánimo.
Es comprensible el hastío de la gente con la campaña que se propuso desde las organizaciones políticas, especialmente las más convocantes.
A través de los medios, durante semanas se escucharon mayormente peleas, basadas en el pasado reciente.
Faltó la sana discusión de propuestas para entender lo mejor posible qué tipo de iniciativa se pretende incorporar al temario legislativo.
Las denominadas elecciones de medio término son las más adecuadas para que el voto mayoritario avale o corrija el rumbo del Ejecutivo.
Por otra parte, la gente también observa que la renovación de postulantes a los distintos cargos es mínima. Las listas muestran una mayoritaria participación de políticos que durante años han alternado funciones tanto legislativas como en el Ejecutivo. Salvo excepciones, pareciera tratarse de una suerte de corporación de dirigentes aferrados al Estado y que se sustentan de él.
Y como remate de la insatisfacción, puntualmente, los mendocinos observan con desagrado cómo el proceso electoral que tiene hoy su primer capítulo se encuentra a cargo de un juez sospechado de la comisión de graves delitos.
La separación del cargo mientras el magistrado ejerce su legítima defensa en juicio hubiese sido la correcto.
No obstante, pese a tanta adversidad y descontento, es importante que la ciudadanía concurra mayoritariamente a votar.
No se puede dejar de valorar la importancia que tiene el sufragio como principal expresión democrática, como fortaleza republicana.
Si el descontento de la gente resultase mayoritario, entonces es el voto el que debe expresarlo.
El cansancio y el hastío no pueden conducir a la omisión del sufragio.
La urna expresa el verdadero sentido de la democracia, que es la elección de los representantes del pueblo.
A través de ellos, solamente, el pueblo gobierna y delibera.