Menos recaudación e igual o mayor gasto público

la clave es que si el Estado recauda menos, debiera recortar sus gastos en vez de aumentar el déficit, que se financia con emisión, lo que alimenta la inflación.

Menos recaudación e igual o mayor gasto público

La recaudación impositiva de mayo, si se descuenta el efecto de la inflación, fue menor que la que se registró en mayo del año pasado.

Es el quinto mes consecutivo que ocurre algo semejante. Desde comienzos de 2023, la inflación no sólo deteriora el poder adquisitivo de salarios y jubilaciones, sino que también impacta sobre el dinero que recauda el Estado.

El Indec informará esta semana el índice de precios al consumidor (IPC) de mayo. Recién entonces se podrá hacer un cálculo exacto de la merma sufrida.

Pero para hacer una estimación realista, como la recaudación de mayo creció casi un 105% respecto de mayo de 2022, si con el IPC del mes pasado resultara una inflación interanual cercana al 110%, estaríamos hablando de una caída cercana al 5%.

La pérdida parece pequeña, pero el acumulado no lo es tanto. En los primeros 5 meses de 2023, contra esa inflación interanual que acabamos de estimar en 110%, la recaudación apenas creció un 92,5% respecto de igual período de 2022; aunque para ser más precisos, debe computarse la inflación interanual promedio, ya que viene creciendo mes a mes.

Puede ser que algún impuesto en particular demuestre una relativa ganancia respecto de la inflación, pero en conjunto el cuadro es negativo.

Las autoridades nacionales, por ejemplo, intentan destacar en sus presentaciones que el Impuesto al Valor Agregado crece por encima de la inflación, lo que sería una señal de que el consumo no se ha resentido.

La realidad se resiste a encuadrarse con esa interpretación. Los signos del estancamiento de la actividad económica están a la vista en todas partes del país.

Convengamos que la sequía afecta las arcas estatales. Como caen las exportaciones, cae la recaudación.

De todos modos, en este rubro específico los números de mayo no fueron todo lo negativos que podrían haber sido, ya que el “dólar soja” estimuló un alza en las liquidaciones. Junio no tendrá ese beneficio.

Tampoco sabemos si en junio continuará el repunte que mostró mayo en la venta de automóviles. Para quien tiene capacidad de ahorro, ante la imposibilidad de atesorar una moneda dura como el dólar y frente al deterioro constante de la moneda nacional por la inflación, la compra de un auto nuevo equivale a una inversión.

Con todo, la clave es que si el Estado recauda menos, debiera recortar sus gastos en vez de aumentar el déficit, que se financia con emisión, lo que alimenta la inflación.

Pero la lógica con la que toman decisiones las autoridades suele acrecentar el problema, en vez de aportar una solución.

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