La problemática del tránsito automotor y las secuelas no deseadas de muerte y discapacidad siguen vigentes.
Periódicamente se realizan encuentros para tratar de hacer más seguro el desplazamiento de vehículos por calles y rutas de nuestro país.
Uno de esos abordajes se produjo hace algunos días con la realización del Simposio Latinoamericano “El tránsito y su implicancia en la salud física y mental”, organizado por la Asociación Profesionales de Seguridad de Córdoba, con el auspicio de la Sociedad Argentina de Evaluadores de Salud (SAES).
En la reunión, entre otras temáticas, se analizó la relación de medicamentos y seguridad vial.
Las principales causas de siniestros del tránsito, son la imprudencia del conductor, la desobediencia a la señalización, la pérdida de control del vehículo o el consumo de alcohol o drogas, que están asociadas al factor humano, principalmente al comportamiento del conductor.
Conducir un vehículo es una actividad que requiere altos niveles de concentración y atención, por lo que es necesario que el estado psicofísico de la persona esté en condiciones adecuadas. La fatiga, el cansancio, la ingesta de alcohol, drogas o medicamentos aumentan el riesgo de provocar incidentes. Bajo ciertos medicamentos se producen alteraciones perceptivas y disminución de reflejos.
Desde hace ya algunos años, los medicamentos que pueden afectar a la capacidad de conducción llevan, en muchos países, un triángulo rojo en el envase para alertar a los conductores de que deben de extremar las precauciones al volante.
Esta directiva se basa en exitosas experiencias desarrolladas en los países escandinavos “modelos en seguridad vial”, y se ha extendido a numerosas naciones.
En España desde 2007 los medicamentos de riesgo para la conducción llevan tal rotulado para alertar a los conductores. Es similar al que se aplica en alimentos, y tiene por objeto suministrar la información sobre sus características particulares y sus propiedades y/o riesgos.
Esta iniciativa fue propuesta por la Anmat en Argentina en 1998 pero se archivó sin aplicarse, después de años. Sin embargo, sigue vigente que la Ley Nacional de Tránsito 24.449, establece que “el prospecto explicativo de los medicamentos debe advertir en forma resaltada el efecto que produce en la conducción de vehículos”. Ello sin perjuicio de la obligación de los médicos de hacer la advertencia (art. 73 de dicha norma).
Se estima que un 40% de la población consume medicamentos regularmente y que, en el 5 a 10% de los accidentes que se producen, el consumo de algunos medicamentos puede alterar la capacidad de conducción.
La SAES reiteró en esta reunión la necesidad de insistir que los particulares y los profesionales de la salud deben conocer y minimizar los riesgos de actitudes y de medicamentos.
El consumo de medicamentos no es, en principio, una de las causas primordiales de accidentes de tráfico. Pero, debe prestarse atención a este factor por cuanto existe un alto crecimiento de la población que sigue tratamientos crónicos.
Frente a estos trámites y otras medidas necesarias cabe preguntarnos cuántas personas murieron o morirán de ahora en más, en siniestros de tránsito en Argentina, como consecuencia de medicamentos a los que progresivamente hay que agregar drogas y alcohol, cuyos efectos ignoran quienes los toman, o incluso los profesionales de salud que los recetan, aplican o prescriben; por no incorporar un sencillo símbolo de advertencia en los envases.
