Al cumplirse 40 años de la finalización de la guerra del Atlántico Sur, que costó la vida de 649 combatientes argentinos y 1.200 heridos, la Argentina volverá a reclamar que el Reino Unido retorne al diálogo y lo planteará en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
En el marco de las evocaciones que se están realizando en distintos ámbitos de la escena pública, el Gobierno nacional lanzó la iniciativa interministerial “Agenda Malvinas 40 años”, cuyos ejes principales son resaltar el reconocimiento y el homenaje del pueblo argentino a los caídos, sus familiares y los veteranos de Malvinas; profundizar la difusión y visibilización, tanto en el ámbito nacional como internacional, de los derechos soberanos argentinos respecto de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares correspondientes.
Difícil misión la que se tiene de aquí en adelante, pero al país no le queda otra alternativa que seguir insistiendo en la continuación de las negociaciones de soberanía con el país europeo que se apropió de nuestro archipiélago en 1833.
La nueva instancia en la mesa de las negociaciones se produce ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas o C-24, como se lo conoce, con sede en Nueva York.
Chile, acompañada por el resto de los países latinoamericanos, presenta un proyecto de resolución avalando la posición argentina.
El Comité de Descolonización viene reiterando, desde 1983, el llamado a Inglaterra y la Argentina a retomar las negociaciones para encontrar, a la mayor brevedad posible, una solución pacífica y definitiva a la controversia de soberanía sobre las islas.
Nuestro país siempre exhibió predisposición a sentarse y entablar conversaciones, contra la negativa de los invasores.
El Gobierno argentino insistirá en que el Reino Unido abandone su política de “reticencia” y acepte retomar las negociaciones sobre la “disputa de soberanía” por el territorio austral, suspendidas unilateralmente hace 4 décadas, tras el conflicto armado.
Desafortunadamente, hay varias circunstancias que hacen temer que el recurso ante Naciones Unidas volverá a ser desoído por la contraparte.
Los indicios que hacen desconfiar a los negociadores nacionales, son, entre otros, las acciones ilegales de los ingleses en la zona de Malvinas, como la autorización de la pesca ilegal, de exploración hidrocarburífera y de decisiones institucionales que “violan” resoluciones de la ONU, además de la realización de ejercicios militares en el Atlántico Sur, en abierta contraposición de la resolución 31/49 de la Asamblea General de Naciones que lo prohíbe expresamente.
Entonces, el país en sus máximas instancias continuará apelando al diálogo y al Derecho Internacional, de conformidad a lo previsto por las resoluciones de la Asamblea General de la ONU, para recuperar el ejercicio pleno de la soberanía sobre los archipiélagos australes.
El éxito del planteo nacional es muy incierto debido a la cerril negativa inglesa a hablar sobre el asunto.
